París - Los atentados yihadistas que golpearon Francia llevaron ayer al Ejecutivo galo a revisar su sistema de seguridad con la previsión de adoptar en su lucha contra el terrorismo nuevas medidas “excepcionales”, pero no “de excepción”. La Asamblea Nacional fue el escenario en que los distintos partidos se unieron en torno a los valores de libertad, igualdad, fraternidad, fundadores de la República, y donde el primer ministro, Manuel Valls, advirtió de que no se debe cuestionar el Estado de derecho. “Una situación excepcional debe ser seguida de medidas excepcionales, pero digo con la misma fuerza que nunca de medidas de excepción que contravengan el principio del derecho y de los valores”, indicó Valls en un discurso de tres cuartos de hora clausurado con aplausos unánimes de los parlamentarios.
El jefe del Gobierno galo insistió en que, con determinación y sangre fría, pero sin precipitación, se debe ofrecer a la barbarie una respuesta “implacable”. Preguntarse si Francia está en guerra, en su opinión, tiene “poca importancia”, porque los recientes ataques yihadistas no ofrecen otra salida. “Francia está en guerra contra el terrorismo, el yihadismo y el islamismo radical, pero no contra una religión. No está en guerra contra el islam ni los musulmanes. Protegerá, como siempre lo ha hecho, a todos sus conciudadanos: a los que creen y a los que no”, añadió en una alocución contundente y emotiva. Los titulares de Interior, Justicia y Defensa, aplaudidos también en el hemiciclo, disponen ahora de ocho días para elaborar las primeras propuestas con las que mejorar el control de los yihadistas y de sus redes.
La Marsellesa, que no se entonaba en esa Cámara desde el 11 de noviembre de 1918, fecha de la firma del armisticio de la I Guerra Mundial, precedió una intervención que dejó sentir la determinación del país por extraer las lecciones de lo sucedido y actuar para evitar nuevos ataques. “Si debemos restringir la libertad individual de algunos, tendremos que hacerlo”, había apuntado Christian Jacob, presidente del grupo parlamentario de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), el principal partido de la oposición. Valls recalcó que las futuras medidas pondrán un énfasis especial en Internet y las redes sociales, “utilizadas más que nunca para el alistamiento, la puesta en contacto y la adquisición de técnicas que permiten pasar a la acción”.
El primer ministro señaló igualmente la intención de ampliar al conjunto del territorio un programa piloto en dos prisiones de la región parisina, por el que detenidos radicalizados son agrupados y aislados del resto de presos en un mismo ala de la prisión.
Para prevenir la radicalización, se contempla igualmente crear un fichero de condenados por terrorismo o integrantes de grupos de combate que les obligue a declarar su domicilio y someterse a controles regulares. Por otra parte, el controvertido registro de datos de pasajeros de aerolíneas, PNR, herramienta bloqueada en el trámite parlamentario europeo, estará operativo en Francia a partir de septiembre, añadió Valls, que hizo un llamamiento “solemne” a la Eurocámara para que también lo apruebe. Y, consciente de que “la situación cambia de forma permanente”, subrayó la importancia de reforzar los servicios encargados de la información interior y jurisdicción antiterrorista y de implicar a más países en el esfuerzo contra los yihadistas en el Sahel.