Pekín - El histórico acuerdo entre China y Estados Unidos sobre cambio climático marcó ayer el final de la visita a Pekín del presidente estadounidense, Barack Obama, en la que el mandatario norteamericano ha dado prioridad a mejorar su relación con el líder chino, Xi Jinping, pese a sus diferencias. “Se trata de un hito en las relaciones entre China y Estados Unidos”, dijo ayer Obama al anunciar el acuerdo junto a Xi en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, la sede del Legislativo chino.

En virtud del mismo, China se comprometió a que sus niveles de emisiones de efecto invernadero alcanzarán su nivel máximo en 2030 para comenzar a reducirse, y Xi anunció que en ese año un 20% de la energía producida en su país procederá de fuentes limpias y renovables.

Mientras, Estados Unidos reducirá sus emisiones para 2025 entre un 26% y un 28% con respecto a los niveles de 2005, lo que supone el doble del recorte previsto entre 2005 y 2020.

Aunque se trata de un anuncio inaudito por parte de los dos mayores contaminantes del planeta, que ayer también prometieron consenso para la cumbre internacional sobre cambio climático que se celebrará en París el próximo año, no convence plenamente a todos.

La organización Greenpeace del este de Asia emitió después un comunicado en el que, si bien reconoció el esfuerzo diplomático de Pekín y Washington en los últimos meses para lograr el compromiso, añadió que “debería ser sólo el comienzo y no el límite de sus acciones conjuntas”.

El anuncio, lanzado mientras un cielo azul brillaba en Pekín -cortesía de las extremas medidas preventivas del Gobierno chino para ahuyentar la contaminación durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, los días 10 y 11)-, eclipsó los otros asuntos tratados por los líderes. Entre ellos, su decisión de reducir las tarifas sobre los bienes electrónicos en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) o el pleno consenso, anunciado ayer también, sobre la desnuclearización de Corea del Norte.

Asuntos internacionales También debatieron acerca de asuntos internacionales como la lucha contra el Estado Islámico (EI), las medidas contra el ébola, la situación en Afganistán, la crisis nuclear iraní o el conflicto en el este de Ucrania, en los que se prevé que sus posturas no fuesen muy dispares, sobre todo en cuanto a la lucha contra el terrorismo.

Así lo aseguró ayer Xi en su intervención junto a Obama, al subrayar la unidad de las potencias en “combatir todas las formas de terrorismo”, cuando China responsabiliza a grupos independentistas de la región noroccidental de Xinjiang (hogar de la etnia uigur) de la violencia existente en esa zona.

Por su parte, Obama, tras reconocer a Tíbet como parte de China y sin referirse directamente a Xinjiang, dijo que “la historia muestra que las naciones que protegen los derechos de las minorías étnicas y religiosas son sociedades más prósperas”. - Efe