londres - Xavier Solano vive en Londres, desde donde asesora al Partido Nacional Escocés (SNP), que gobierna en Escocia desde hace siete años y es impulsor del referéndum de independencia del próximo 18 de septiembre, sobre todas las cuestiones políticas que afectan a Edimburgo. En estos momentos, su labor está muy marcada por la inminente consulta, un proceso que en Inglaterra se vive "con bastante indiferencia", asegura. "Básicamente, lo que intentamos hacer es identificar los argumentos que los partidos estatales unionistas aplican en contra de las tesis independentistas e intentar desactivarlos. Otra de las funciones es preparar los debates en Wentsminster. Y, sobre todo, hacemos mucho ejercicio de control de lo que hace el Gobierno británico en referencia a los intereses de Escocia", explica Solano.
¿Cómo se está viviendo en Londres y el resto de Inglaterra el proceso hacia el referéndum de independencia de Escocia?
-En Londres, quizás es una situación un poco extraña, porque es una ciudad global y desde esa perspectiva tampoco es que estén prestando demasiada atención al debate del referéndum sobre la independencia de Escocia. En el norte de Inglaterra sí que hay tensión por saber qué va a pasar y qué potencial relación podrían tener con una Escocia independiente, por ejemplo. Pero lo que es en el Sur de Inglaterra y en Londres hay bastante indiferencia.
Sienten entonces que el asunto no les concierne, ¿no?
-Básicamente, la opinión generalizada es que es un asunto de Escocia que tienen que resolver los escoceses. El resto del Reino Unido aceptará lo que los escoceses decidan. No hay un elemento visceral, el debate que está teniendo lugar aquí es bastante racional. Obviamente, hay tensiones políticas como en todas las confrontaciones políticas, pero no hay elementos de desestabilización en términos de identidad nacional o debate sobre el estatus de Escocia. No hay elementos de viscerabilidad sentimental, al contrario, es un debate muy racional.
¿Cómo podría cambiar la relación entre Escocia y el norte de Inglaterra si gana el 'sí' a la independencia?
-El SNP cree que una Escocia independiente va a estar en una mejor posición para mejorar las relaciones con la parte norte de Inglaterra. En el momento en que una parte del Estado se convierte en Estado, pues eso implica que hay mucho más movimiento económico, que te conviertes en una economía mucho más competitiva. Y, en casos concretos, por ejemplo, el hecho de que se pueda considerar bajar el impuesto de las sociedades para atraer más inversión o, por ejemplo, el debate que está tendiendo lugar en estos momentos en el Reino Unido sobre la construcción de un tren de alta velocidad. La primera fase dicen que va a ser desde Londres hasta Birmingham, y la después hasta Manchester y Leeds. O sea, queda todo el norte queda aislado. Nosotros, lo que decimos es que con una Escocia independiente, lo que haríamos sería impulsar que ese tren llegara a la capital del país de al lado, que en ese caso sería Edimburgo. Por tanto, de esa manera se beneficiaría todo el norte de Inglaterra.
¿Cómo ve los argumentos de la campaña del 'no'?
-La campaña del no, en lo único en lo que se está centrando es en enviar mensajes negativos a la gente de Escocia. Ya no son solo económicos, son de toda índole. Que Escocia es demasiado pequeña para sobrevivir libremente, que no tiene la experiencia ni el estatus suficiente para tener una influencia internacional, que Escocia no sabría gestionar un sistema de pensiones... Lo que está pasando en estos momentos es que el no está perdiendo apoyo y el sí lo está ganando. Y la razón es que la gente de Escocia responde a mensajes positivos y a proyectos no solo ambiciosos, sino que sean tangibles. La campaña del sí, con la publicación del Libro Blanco, lo que ha hecho es presentar el proyecto que quiere para Escocia. Ahí se detalla mucho cada una de las áreas de Gobierno de una Escocia independiente. La campaña del no se ha dedicado a decir que no a todo sin ofrecer un proyecto. Y la conclusión es que la gente se está cansando de ese mensaje negativo continuo. La tendencia es que cada vez hay más gente que antes apoyaba el no y que ahora duda, y mucha gente que dudaba se está pasando al sí. Hay un trasvase unidireccional de votos.
Como decía, parece un debate muy racional.
-El debate que se está dando aquí es muy racional y la gente lo que va a hacer al final es considerar lo mejor para Escocia. Y van a tener delante dos proyectos. Uno, detallado, de un partido que está gestionando Escocia bien desde hace siete años y el otro es un proyecto inexistente de tres partidos políticos británicos que no se han puesto de acuerdo ni en ofrecer una propuesta conjunta a la sociedad escocesa.
¿Cómo beneficiaría a Escocia la independencia?
-La idea principal es que la independencia, hoy en día, significa que todo aquello que no se decida en Bruselas se decida en Edimburgo y no en Londres. A partir de aquí podemos hablar de los poderes que en caso de independencia tendría el Parlamento de Escocia y qué vamos a hacer con ellos. Es decir, por ejemplo, en materia de Defensa sabemos exactamente cuánto personal militar tendría un ejército escocés, qué tipo de armamento tendría, cuántas bases navales, aéreas y regimientos terrestres y brigadas tendría y además especificamos qué es lo que no tendríamos: el sistema de submarinos nucleares de defensa que tiene el Ejército británico, que de hecho están estacionados en Escocia. El SNP busca que Escocia se convierta en un Estado socialmente más justo, más competitivo económicamente, más verde, sobre todo en fuentes de energía renovables... Defiende también que la enseñanza de la universidad siga siendo gratuita. En Escocia es gratuita, pero en Inglaterra, cada estudiante paga una media de 12.000 euros al año. Es una filosofía diferente a la del resto del Reino Unido, creemos que la educación universitaria es un derecho. Son filosofías muy diferentes, Escocia es más socialdemócrata e Inglaterra es de corte más conservador y liberaldemócrata. Partiendo de esa base, con la independencia, Escocia podría desarrollarse así como los escoceses quieren que sea. Si gana el sí, veremos que Escocia en los próximos años se irá acercando al modelo escandinavo.
Se han hecho muchos paralelismos entre el proceso escocés y el catalán; muchos en cambio, aseguran que no tienen nada que ver. ¿Cómo lo ve usted?
-Tienen puntos en común en el sentido de que son dos naciones que han demostrado mil y una veces que quieren gobernarse a sí mismas. También hay puntos en común en que son dos países que tienen poblaciones y economías similares. Quizá la diferencia más importante sea que la reacción del Reino Unido está siendo muy diferente a la reacción que está teniendo el Reino de España en cuanto a tratar este tipo de cuestiones. Mientras el Reino Unido abraza los referéndums como una herramienta útil para tratar temas que afectan la soberanía de los Estados, Madrid se cierra completamente a esta posibilidad. El Reino Unido ha aceptado los referéndum que se han celebrado en las Islas Malvinas y Gibraltar y solo tardó 18 meses en negociar con Edimburgo sobre cómo se podría llevar a cabo un referéndum de independencia. Además, el primer ministro, David Cameron, ha dicho que si gana las elecciones, va a celebrar un referéndum en 2017 para preguntar a los británicos si quieren mantenerse en la Unión Europea o no. Es decir, el referéndum como herramienta principal para resolver cuestiones que afectan a la soberanía del Estado.