Kiev - El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, dio ayer el primer paso para el arreglo pacífico del conflicto en el este prorruso al ordenar la creación de corredores humanitarios, mientras se multiplican las consultas diplomáticas para lograr un alto el fuego. "Con el fin de evitar nuevas víctimas", Poroshenko ordenó "crear todas las condiciones necesarias para la población civil que desee abandonar" las zonas de combate en las regiones rebeldes de Donetsk y Lugansk. Tras presentar hace tres días un plan de paz, Poroshenko encargó al Gobierno organizar el traslado de la población, garantizar la atención médica y desplegar puntos de reparto de alimentos en los lugares donde tiene lugar la ofensiva contra los bastiones prorrusos.

El anuncio fue inmediatamente saludado por el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, quien manifestó su confianza que no se trate de una "estratagema militar" para ganar posiciones en la lucha contra los insurgentes.

La creación de corredores humanitarios era una de las exigencias de Moscú, quien aseguró que Ucrania, Rusia y la OSCE habían acordado ya el orden y las prioridades a la hora de aplicar el plan de paz que Poroshenko presentó al presidente ruso, Vladimir Putin, el viernes en Normandía. No obstante, por el momento, no hay noticias sobre el alto el fuego que Poroshenko adelantó que podría ser declarado esta misma semana.

300 kilómetros de frontera La operación antiterrorista -como denomina Kiev a la ofensiva- continúa en los irreductibles bastiones de Slaviansk, Kramatorsk, Krasni Limán, donde los milicianos informaron de la muerte ayer mismo de 21 soldados ucranianos. Los rebeldes controlarían en estos momentos más de 300 kilómetros de la frontera con Rusia, por donde entrarían los mercenarios que combaten contra Kiev, motivo por el que Putin ordenó, en un gesto de buena voluntad, reforzar la vigilancia de la línea fronteriza.

Mientras, Rusia, Alemania y Polonia, el mayor aliado de Kiev, celebraron ayer en San Petersburgo consultas a nivel de ministros de Exteriores en un intento de allanar el camino para un cese de los combates en Ucrania.

El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, se mostró "convencido" de que los insurgentes ucranianos cesarán los combates contra las fuerzas ucranianas en cuanto Kiev declare un alto el fuego. "Nadie está interesado en perpetuar la guerra. A día de hoy, debemos centrarnos en el inmediato cese del derramamiento de sangre y del uso de la fuerza. Rusia está dispuesta a apoyar los pasos para que los ucranianos se sienten en la mesa de negociaciones y se pongan de acuerdo", señaló el canciller.

Pero, agregó, "cuando la aviación militar ataca el centro de la ciudad, como ocurrió en Lugansk, cuando se usa la artillería, blindados y tanques para atacar barrios residenciales, entonces usted no puede culpar a la gente por querer defender las ciudades y los pueblos donde viven con sus niños". Lavrov considera que la negativa de Kiev a abrir un diálogo con los representantes del sureste rusohablante "para consensuar el futuro modelo de Estado (...) es la senda del agravamiento de la crisis y de la catástrofe".