SÉUL. El capitán Lee Joon-seok, de 68 años, el jefe de máquinas y dos oficiales presuntamente rehusaron dar la orden de evacuación a los pasajeros y en su lugar les comunicaron que permanecieran en el interior de la nave mientras ellos eran rescatados, según la versión de los fiscales.

El hundimiento del ferri surcoreano el pasado 16 de abril ha ocasionado 304 muertos o desaparecidos, la mayoría estudiantes de 16 y 17 años.

En caso de que los tres acusados sean condenados por homicidio podrían enfrentarse a penas que van desde los 5 años de cárcel hasta la cadena perpetua, según el Código Penal del país asiático.

Los fiscales también acusaron formalmente a otros 11 miembros de la tripulación de "causar la muerte por negligencia" y de violar la ley de rescate en accidentes marítimos por presuntamente abandonar el barco sin atender a la seguridad de los pasajeros.

Tanto el capitán como los otros 14 miembros supervivientes de la tripulación serán juzgados próximamente en un tribunal de Gwangju, a unos 330 kilómetros al sur de Seúl.

Tras su detención, el capitán justificó ante los medios su modo de proceder durante el naufragio al alegar que no evacuó a los pasajeros por miedo a que el mal tiempo los hiciera caer por la borda y ahogarse.

El comportamiento de Lee, especialmente tras publicarse fotografías y vídeos que muestran que fue uno de los primeros rescatados, ha sido muy criticadas en Corea del Sur, un país conmocionado con el accidente.

Incluso la presidenta del país, Park Geun-hye, comparó la conducta del capitán con un "acto de asesinato".

Los equipos de rescate prosiguen hoy la búsqueda de los 23 cuerpos que se cree que quedan en el interior del Sewol, que permanece volcado y hundido en aguas al suroeste de Corea del Sur.

El accidente, una de las mayores tragedias de la historia del país, ha dejado 304 muertos, de los que ya se han recuperado 281 cadáveres, y sólo 172 supervivientes que fueron rescatados el primer día.