Kiev - Las milicias prorrusas siguen haciéndose fuertes en varias ciudades del sureste de Ucrania, donde mantienen la ocupación de sedes oficiales y ayer, durante una manifestación con ocasión del Primero de Mayo, se hicieron con un nuevo objetivo en Donetsk. Después de que el Gobierno ucraniano reconociera el miércoles haber perdido el control sobre la situación en dos regiones insurgentes, Donetsk y Lugansk, en la capital de la primera centenares de manifestantes asaltaron la sede de la Fiscalía, que estaba fuertemente resguardada por policías. Al igual que ya ocurriera en anteriores tomas de sedes oficiales, los asaltantes lograron desarmar a los agentes que custodiaban el edificio, a los que arrebataron sus escudos, cascos, chalecos antibalas y porras, antes de dejarles salir a lo largo de un corredor humano.

En la vecina Jarkov, manifestantes prorrusos mantuvieron ayer un pulso con las fuerzas policiales que protegían el edificio del Gobierno regional. Unas 2.000 personas, hombres y mujeres de todas las edades, se congregaron frente al espeso cordón policial integrado por centenares de agentes, aunque finalmente no hubo asalto. "Jarkov es una ciudad rusa", "Rusia", o "Abajo la Junta (el Gobierno de Kiev" eran algunos de los lemas coreados por los manifestantes.

En Odessa, Donetsk, Zaparozhie y otras ciudades, las manifestaciones por el día del Trabajo se convirtieron en mítines de apoyo a la unión con Rusia. Mientras, en Slaviansk, bastión de la sublevación prorrusa, las milicias que ocupan el Ayuntamiento y controlan la ciudad anunciaron que habían comenzado negociaciones con las autoridades de Kiev para la liberación de los seis inspectores militares europeos y un intérprete retenidos desde el 25 de abril, así como de otros rehenes.

El autoproclamado alcalde de Slaviansk, Viacheslav Ponomariov, dijo a la agencia Interfax que la liberación sería a cambio de que el Gobierno de Kiev hiciera lo mismo con activistas prorrusos detenidos.

"Esos representantes de la OSCE siguen en Slaviansk. Hemos creado condiciones cómodas para ellos. Los tratamos como amigos. Por supuesto, quieren irse a su casa y ya estamos teniendo negociaciones con las autoridades de Kiev. Esperamos que pueda haber un intercambio entre ellos y nuestros activistas detenidos", señaló el alcalde.

Poco después, un portavoz de los insurgentes aseguró que habían liberado a dos de los tres oficiales del Servicio de Seguridad de Ucrania a los que tenía secuestrados. "Hemos logrado acordar con la otra parte el intercambio de dos de estos soldados de unidades especiales a cambio de nuestros partidarios. Después los hemos liberado", dijo el portavoz de las fuerzas de autodefensa prorrusas a Interfax. La fuente aseguró que los liberados se han comprometido a no participar en ninguna operación militar en el sureste de Ucrania.

Los oficiales ucranianos secuestrados el día 26 fueron identificados como el teniente coronel Rostislav Kiyashko, el mayor Serguei Potemski y el capitán Yevgueni Varinski, pero se desconoce cuáles son los liberados.

Al día siguiente de su captura, fueron exhibidos ante las cámaras de televisión con los ojos vendados, descalzos y en calzoncillos y camiseta.

El secretario general de la OSCE Lamberto Zanier, llegó el pasado martes a Kiev para tratar de agilizar la liberación de los inspectores militares europeos (tres alemanes, un polaco, un danés y un checo, además de un intérprete alemán) secuestrados por las milicias prorrusas tras ser acusados de espiar para la OTAN.

El asunto fue tratado ayer en una conversación telefónica entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente ruso, Vladimir Putin, a quien la primera pidió ayuda para tratar de conseguir la liberación.

Los insurgentes pusieron el domingo en libertad al inspector sueco Thomas Johansson por motivos de salud, y alegando que su país no es miembro de la OTAN. La misión europea, que viajaba en autobús, fue interceptada el viernes 25 de abril junto a los accesos de Slaviansk, bastión de la sublevación prorrusa contra el Gobierno de Kiev en el sureste de Ucrania.

Entretanto, un nuevo elemento sumó aún más tensión a las relaciones ruso-ucranianas. El Servicio de Seguridad ucraniano anunció la detención del agregado naval de la Embajada rusa en Kiev acusado de espionaje. Según las autoridades ucranianas, el militar fue detenido in fraganti el miércoles cuando recibía de un ciudadano ucraniano materiales sensibles en una llave de memoria.

El agregado militar-naval fue declarado persona non grata y, según los servicios de inteligencia ucranianos, la información que buscaba era sobre la colaboración de Ucrania con los países de la OTAN.

Kiev reinstauró ayer el servicio militar obligatorio y hará con urgencia su primera llamada a filas.

5.000 para el FMI y 2.200 para Rusia El Fondo Monetario Internacional (FMI) reconoció ayer la "gran incertidumbre" que rodea al paquete de ayuda a Ucrania de 17.000 millones de dólares y aseguró que en parte se destinará a que Kiev salde "deudas pendientes" tanto con Rusia por la compra de gas como con la propia institución financiera internacional. "Existe una gran incertidumbre, pero creemos que el programa es sostenible", indicó Reza Moghadam, director del Departamento de Europa en una conferencia telefónica.

Kiev debe al Fondo 5.000 millones de dólares por programas previos interrumpidos, por lo que la "inyección neta" del FMI será de 12.000 millones de dólares, dijo el funcionario del organismo internacional. "Ucrania debe cumplir con sus obligaciones de deuda, incluidas con Rusia", agregó Moghadam.

Moscú exige a Kiev el pago atrasado de gas, en torno a 2.200 millones de dólares, aunque actualmente existe una disputa sobre el precio de cada tonelada métrica de gas ruso.

El Fondo ha utilizado para sus cálculos 385 dólares por tonelada cúbica, cifra que considera "adecuada" y que es algo menor de la exigida por Rusia. El paquete aprobado este miércoles por el Directorio Ejecutivo del Fondo liberó un primer desembolso de 3.190 millones de dólares, y será principalmente destinado a la estabilización del presupuesto.

Entre las reformas exigidas por el FMI para equilibrar las cuentas públicas figura la congelación salarial y la subida de impuestos indirectos sobre el alcohol y el tabaco. Asimismo, hace especial hincapié en una subida de los precios energéticos, en concreto los del gas, cuyo coste actual la institución financiera considera "excepcionalmente bajo" y que debe incrementarse para reducir el abultado déficit de Ucrania.