Donetsk - La rebelde Donetsk y el Gobierno de Ucrania se tomaron ayer un respiro en su tensa pugna y en la operación antiterrorista declarada por Kiev en el norte de esta región minera. "Mañana -por hoy- es una fiesta muy importante para nosotros. Todo el mundo ha ido muy pronto al mercado para comprar la mejor carne, porque mañana -por hoy- hay que poner una buena mesa", dijo Eduard, que se levantó con los gallos para hacer la compra antes de ponerse al volante de su coche. Tanto la Ucrania ortodoxa como la minoría católica, asentada sobre todo en las provincias más occidentales, celebran con gran fervor y cariño el último día de la Semana Santa, que coincide este año en los calendarios de las dos corrientes cristianas que conviven en este país.

El Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano confirmó ayer la suspensión de la fase activa de la operación antiterrorista declarada en el norte de la región y centrada sobre todo en las ciudades de Slaviansk y Kramatorsk, bastiones de la protesta prorrusa y sus milicianos armados. Hoy se cumplen dos semanas desde la toma de la sede del gobierno regional de Donetsk y de la sede del Servicio de Seguridad de Ucrania en la ciudad de Lugansk, ambas ocupadas por activistas prorrusos que exigen la celebración de un referéndum de autodeterminación para las dos regiones rusohablantes.

Cientos de personas se acercaron un día más hasta las barricadas para curiosear y mostrar su solidaridad con la demanda de convertir Ucrania en una federación, una exigencia que apoyan prácticamente todos los vecinos de esta ciudad de casi un millón de habitantes. "No reconocemos los Acuerdos de Ginebra (que exigen el desarme de los milicianos y el desalojo los edificios oficiales que ocupan) y vamos a celebrar nuestro referéndum antes del próximo 11 de mayo", exclamó desde la tribuna montada frente al gobierno regional uno de los líderes de la autoproclamada república popular de Donetsk. El Antimaidán de Donetsk, como se presenta a veces el movimiento popular que niega legitimidad a las nuevas autoridades ucranianas, la autoproclamada república y su brazo armado, autodenominado como la Milicia Popular del Donbass (región hullera), hacen caso omiso a las concesiones de Kiev y se mantienen firmes en sus demandas.

Exigen al Gobierno el desarme de grupos radicales como el Sector de Derechas, la liquidación del Maidán de Kiev -como se conoce la ciudadela que se levanta desde hace cinco meses en el centro de la capital ucraniana-, la dimisión de las nuevas autoridades y la convocatoria de un referéndum de autodeterminación de la región.

Mientras, el Gobierno ucraniano continúa cargando toda la responsabilidad de la crisis a Moscú e insiste, una y otra vez, que el Kremlin tiene en sus manos la llave para obligar a los prorrusos del sureste ucraniano a desalojar los edificios ocupados y deponer las armas. "Ucrania llama a las partes signatarias de los acuerdos de Ginebra a que hagan el mayor de los esfuerzos para impedir una escalada en el este de Ucrania", señaló la Cancillería ucraniana en un comunicado. El ministro de Exteriores de Ucrania, Andrei Deschitsa, se reunió en Kiev con representantes de la misión especial de la OSCE, que será la que supervise la aplicación de los acuerdos a cuatro bandas. Además asegura que ha comenzado a aplicar el acuerdo de Ginebra y se ha manifestado dispuesto a aumentar las competencias de las regiones y a reconocer el estatus oficial de la lengua rusa, como demandan los prorrusos. Asimismo, la candidata a la Presidencia ucraniana, Yulia Timoshenko, ha abierto una vía de diálogo con las milicias insurgentes al reunirse con representantes de las milicias prorrusas.

Rusia acumula tropas Mientras tanto, el Kremlin ha reconocido la presencia de tropas rusas en la frontera con Ucrania, aunque negó que influyan en los sucesos en el este de Ucrania, donde milicias prorrusas se han sublevado contra el Gobierno de Kiev. "Afirmar que estas tropas rusas tienen alguna relación o ejercen alguna influencia en los sucesos en el este de Ucrania es absolutamente incorrecto", aseguró Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin. Peskov subrayó que "hay tropas en las regiones fronterizas con Ucrania, algunas de ellas desplegadas de manera permanente y otras son refuerzos a la vista de lo que ocurre en la misma Ucrania".

El portavoz del presidente ruso dijo que en Ucrania tuvo lugar un golpe de Estado, motivo por el que cualquier país habría tomado "medidas especiales de prevención para garantizar su seguridad". Y recordó que Rusia, al que Occidente acusa de instigar la sublevación en el este de Ucrania, como país soberano, puede desplegar tropas sin limitación alguna en cualquier punto de su territorio. A su vez, calificó de positivo el diálogo a cuatro bandas en Ginebra (Ucrania, Rusia, EEUU y la UE) y de "difícil examen" la aplicación de los acuerdos alcanzados para estabilizar la situación en el sureste de Ucrania.