Bilbao - ¿Cómo está viendo la campaña?

Creo que está siendo un debate ejemplar y lo es por los dos bandos, también por parte del nacionalismo escocés, que ha mostrado desde el principio sus posiciones, no como aquí, que nunca se acaban de decir las cosas claras. Los grandes temas de esta campaña son la unión monetaria, vinculado a ello la deuda, y la Unión Europea. En un debate que se dio recientemente, los nacionalistas marcaron claramente las diferencias entre el caso escocés y el caso catalán. No solo estaban haciendo un análisis material y objetivo, sino que estaban mandando un mensaje, porque ellos saben, en primer lugar, que o Escocia es una excepción o lo tienen muy difícil. Si aquí se abre la espita de que pueden surgir cinco nuevos estados en Europa Occidental, ese proceso está herido de muerte. Las únicas opciones de Escocia en la Unión Europea son si es una excepción. Además dijeron otra cosa: una Escocia independiente en la UE en ningún caso sería un precedente para el caso catalán. En todo caso, es inimaginable que la UE acepte a Escocia como estado independiente si no es pactando con el Reino Unido, sin acuerdo interno.

Sobre todos los temas, incluida la unión monetaria, ¿no?

Ahí entra en juego la unión monetaria, porque, hace tiempo, antes de la crisis monetaria del euro, el SNP parecía favorable al ingreso del euro, pero ahora no puede ni mentar esa posibilidad porque el electorado se echa para atrás. Si la obligación de la Escocia independiente es el euro o adoptar una moneda propia, el electorado se retrae. Y luego, el acuerdo sería muy difícil si, como ha amenazado Alex Salmond, si no hay acuerdo sobre la unión monetaria en torno a la libra, no asumen la cuota de deuda que les corresponde. Hay que tener en cuenta que el sistema bancario de Escocia fue rescatado con muchos millones de libras por el tesoro británico. Yo creo que el error de Salmond, que ha cometido pocos, ha sido decir que no asumirían su parte de la deuda. Si no lo haces, ¿cómo te presentas en la UE? El acuerdo interno lo veo en estos momentos difícil, sobre todo porque el acuerdo que aceptaría el Reino Unido es casi inviable para Escocia. Con acuerdo interno, por ejemplo, Escocia sí tendría posibilidades de ser aceptada en la UE.

Después del referéndum, las partes han fijado un plazo de 18 meses para llegar a un acuerdo.

El tiempo ese, la incertidumbre que provoca ese trayecto, ¿puede hacer retraer a mucho electorado? Pues yo creo que sí. Los que defienden la independencia de Escocia tienen que aceptar que este es uno de los handicaps que tiene una propuesta de este tipo, al electorado no puedes ofrecerle certidumbres.

Y Londres está jugando a esa baza.

Evidentemente, es un juego político, no se puede rasgar uno las vestiduras por ello. El Gobierno de Londres sustituyó a Michael Moore por Alistair Carmichael como secretario de Estado para Escocia. Este es más directo. Él procede de una de las islas exteriores, que los councils de estas islas han sacado un manifiesto (Our islands, our future), en el que dicen que no quieren formar parte de una Escocia independiente y es en sus aguas donde están fundamentalmente los yacimientos de gas. Ellos dicen que, en caso de independencia, quieren tener un estatus como el de las islas del Canal. Los defensores de la independencia lo están eludiendo, pero eso va a entrar en la negociación. Si una mayoría aplastante de las islas vota en contra de la independencia, ¿eso no va a entrar en la negociación?

En definitiva, prevé una negociación más que difícil, ¿no?

Cuando aquí se dice el Reino Unido ha aceptado un referéndum de autodeterminación, yo creo que no es exactamente un referéndum de autodeterminación. Yo creo que las cosas, con las peculiaridades del sistema constitucional británico, acaban yendo al terreno donde lo situó el Tribunal Supremo de Canadá. Esto es, si hay un apoyo mayoritario, el referéndum no es aplicable automáticamente sin más, sino que obliga a unas negociaciones y, en estas negociaciones, cada vez estoy más convencido de que, en el caso del Reino Unido, mucho tendrían que cambiar las cosas para que lleven a un acuerdo que sea viable para Escocia.

El debate se está centrando en los temas económicos y en lo que cada bando considera que sería más beneficioso para Escocia. ¿No cuenta el sentimiento identitario?

En Escocia hay unanimidad sobre la identidad nacional escocesa. El sentimiento escocés está extendido por toda la población. Sobre eso no hay dudas, y tampoco el Gobierno británico lo pone en duda. En lo que hay divergencias es en las opciones políticas sobre si es mejor la independencia o no para Escocia. ¿Si finalmente el sentimiento va a jugar? Yo creo que las opciones del SNP a favor del sí dependen mucho de los sentimientos. Salmond es un gran político y, en el buen sentido de la palabra, es un gran demagogo. ¿Hasta qué punto será capaz de convencer? Habrá que verlo.

Una de las bazas que está jugando Londres es precisamente la de la permanencia en la UE. Dice que no será posible, entre otras cosas, porque España no lo aceptaría.

El problema de la unanimidad está en cualquier caso. Yo creo que aquí las cosas no son ni blancas ni negras, ni como dicen los independentistas ni como dicen los antiindependentistas. Hay dos cosas evidentes: una, que Escocia lleva cincuenta años en la UE, por tanto cumple los requisitos de Copenhague; dos, en la UE hay muchos intereses económicos en que Escocia no quede fuera. El papel que eso pueda jugar va a depender de la coyuntura. Pero no podemos negar que necesita la unanimidad de los estados. La experiencia en la UE nos dice que las cosas se pueden complicar mucho. Con un acuerdo interno en el Reino Unido, si el Gobierno británico realmente se implica, creo que puede ser superable, pero estamos viendo el caso de Kosovo.

Entonces, ¿puede Escocia sentar un precedente o no?

Lo que ocurre en el ámbito del derecho internacional siempre es un precedente, pero luego las cosas siempre se plantean con circunstancias nuevas. Ahora, un precedente sí que lo sería. En España hay un problema fundamental, y es que ni tan siquiera se acepta debatir sobre el asunto. Y eso es lo que utilizan, de momento, los nacionalistas escoceses para decir que el caso de Catalunya es diferente. Los propios nacionalistas escoceses aceptan que si la independencia no es negociada no es viable.

¿Tiene Escocia algún referente al que mirar?

Las similitudes con el caso de Quebec son palpables. El precedente que realmente empieza a modificar el paradigma internacional tanto en el derecho constitucional como en el derecho internacional público es con el pronunciamiento del Tribunal Supremo de Canadá sobre la secesión de Quebec. Frente a lo que en España se dice, el artículo 2 de la Constitución no es un problema, este artículo no añade nada que no esté implícito en todas las constituciones democráticas. El valor que tiene el pronunciamiento del Tribunal Supremo de Canadá es que dice que la secesión no es posible salvo que se produzca una reforma constitucional. Y ¿qué aporta de nuevo el Tribunal Supremo? Que establece que hay que negociar después de un referéndum.