Managua. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se mostró ayer convencido de que el Poder Legislativo aprobará su reforma constitucional, que prevé la reelección indefinida y abre la vía a que el presidente coloque a militares dentro de instituciones civiles y el control de las telecomunicaciones. "Cuando finalmente sea aprobada esta reforma, en la segunda sesión legislativa del próximo año, habrá más tranquilidad, seguridad, alegría y esperanza para el pueblo nicaragüense", manifestó Ortega en un discurso ante cadetes de la Policía Nacional.

La Constitución se puede reformar con el voto de 56 diputados y el sandinismo cuenta con 63 escaños, por lo que su aprobación está prácticamente asegurada. El jueves, una comisión especial de la Asamblea Nacional dio el visto bueno a la propuesta, presentada la semana pasada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Un día después, cientos de personas salieron a las calles de la capital para manifestarse contra la propuesta oficialista.

Con la reforma constitucional, el presidente Ortega obtendrá más poder, podrá reelegirse de forma indefinida y ganar las elecciones en primera vuelta con la mayoría simple de votos, además de dictar decretos ejecutivos con fuerza de ley. La reforma también otorgará mayores facultades al Ejército, que controlará el espectro radioeléctrico y de telecomunicaciones, y sus oficiales generales podrán ocupar cargos públicos sin renunciar a su vida militar.

Militarización Para distintos analistas, la propuesta apuntala abiertamente la militarización del Estado, la concentración de poder en unos pocos, el control social mediante organismos partidarios y la perpetuación en el ejercicio del poder. Las reformas también legalizarán el modelo vertical o de democracia directa que viene implementado el Gobierno sandinista al margen de la Constitución, y retornar a los poderes que tenía Ortega con la Carta Magna de 1987, en el primer régimen sandinista, aunque con mayores facultades y algunas novedades conceptuales.

Ortega, que fue reelegido en las elecciones de 2011 para un tercer mandato y segundo consecutivo con un 62,45% de los votos tras una cuestionada candidatura y una jornada electoral plagada de denuncias de irregularidades, mantiene un alto nivel de aceptación. La propuesta elimina el artículo que prohíbe la reelección continua del presidente y limita a dos su número de mandatos, aunque, según el jefe del grupo parlamentario sandinista, Edwin Castro, esa traba ya no existe bajo el argumento que ya fue objeto de sentencia judicial.

La reforma establece que el presidente sea electo con la mayoría simple de votos, en una sola vuelta, a diferencia de ahora, que puede ser escogido con al menos el 40% de los votos o si obtiene el 35% y supera en al menos 5 puntos porcentuales al candidato en segundo lugar. De lo contrario, se va a una segunda vuelta entre ambos. Ortega, de 68 años, un exguerrillero marxista y que lleva casi la mitad de su vida como líder indiscutible de FSLN, partido del que ha sido su único candidato presidencial en los comicios de 1984, 1990, 1996, 2001, 2006 y 2011, podrá aspirar a su séptima candidatura presidencial y a su cuarto mandato en los comicios de 2016.