Varsovia. Parad esta locura", exigió entre lágrimas el delegado filipino Yeb Saño en la cumbre sobre el cambio climático que se celebra en Varsovia, en un emotivo discurso después de guardar un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas del tifón Haiyan, que arrasó el pasado fin de semana Filipinas dejando miles de muertos y 12 millones de afectados. "Lo que ha ocurrido en mi país como resultado de un acontecimiento climático extremo es una locura. La crisis climática es una locura. Podemos parar esta locura, aquí mismo, en Varsovia", afirmó delante de los delegados presentes en la conferencia. Sano se declaró en huelga de hambre hasta que la conferencia llegue a un acuerdo significativo. "Mi país se niega a aceptar que hagan falta 30 o 40 conferencias sobre el clima para solucionar el problema del cambio climático", aseguró. "Nos negamos a aceptar que nuestra vida transcurra en un huir de las tormentas monzónicas, poner a recaudo a nuestras familias, sufrir destrucción y necesidad y tener que contar a nuestros muertos".
Sin embargo, no parece que semejante mensaje haya ablandado la conciencia de países como Japón, tradicionalmente reacio a reducir los gases de efecto invernadero. Mientras tanto, sí sabemos que países como Haití, Filipinas y Pakistán seguirán estando expuestos a fenómenos meteorológicos extremos, según el índice de riesgo climático mundial que la organización Germanwatch presentó en el marco de la conferencia climática de la ONU. Los fenómenos meteorológicos extremos influidos por el cambio climático, como tifones, olas de calor, sequías e inundaciones, han costado en 2012 miles de vidas humanas y provocado daños inimaginables. Sin contar las víctimas de Haiyan, desde 1993 han muerto más de 530.000 personas en más de 15.000 fenómenos extremos, y las pérdidas materiales suman un valor de 2,5 millones de dólares, dijo Sönke Kreft, uno de los autores del informe. Haití ocupa también el tercer lugar de los Estados especialmente vulnerables en la comparación 1993-2012, por detrás de Honduras y Myanmar.
En el índice para ese periodo le siguen, por este orden, Nicaragua, Bangladesh, Vietnam, Filipinas, República Dominicana, Mongolia y Guatemala. El Estado caribeño, que aún sigue sufriendo las consecuencias del devastador seísmo que lo azotó en 2010, perdió también gran parte de sus cosechas por el paso del huracán Isaac en agosto de 2012 y después fue víctima de fuertes destrucciones causadas por las lluvias tropicales desatadas por el huracán Sandy. Al menos 200.000 personas se quedaron sin hogar por causa de las tormentas. En Filipinas, donde aún siguen contando los muertos que dejó el tifón Haiyan, murieron hace un año otras 1.400 personas al paso del tifón Bopha. En Pakistán, que en 2010 y 20111 sufrió fuertes inundaciones, más de 650 personas perdieron la vida por las fuertes lluvias monzónicas. Además de Estados isleños del Pacífico sur como Fiyi o Samoa, que se encuentran entre los diez países más golpeados por tormentas y otros fenómenos, en 2012 también algunas naciones europeas entraron en el índice de riesgo climático, como Rusia, tras las graves inundaciones en la región de Krasnodar, con pérdidas por 400 millones de dólares. Tras una ola de calor en los Balcanes, Serbia se sitúa en el sexto lugar y Bosnia-Herzegovina en el octavo.
En África, Madagascar, con fuertes ciclones tropicales, y Nigeria, con intensas sequías y pérdidas agrícolas, completan la lista de los más afectados. Según Germanwatch, la conferencia de Varsovia es una oportunidad para los países industrializados para retomar su ayuda financiera a los países en desarrollo especialmente afectados por catástrofes climáticas. Solo así podrían financiarse las adaptaciones necesarias en Asia, África, Latinoamérica y Oceanía para evitar desastres como el ocurrido con Haiyan que arrasó la ciudad de Tacloban, capital de la isla de Leyte, gracias a sus vientos de más de 300 kilómetros por hora al tocar tierra.
No obstante, los científicos no se ponen de acuerdo a la hora de afirmar que la fuerza de este tifón es culpa del cambio climático. Los expertos que estudian el clima creen que no se puede culpar al calentamiento global de producir este tipo de eventos. Al fin y al cabo, los tifones, los huracanes y otros fenómenos climatológicos siempre han existido. Sin embargo, sí que parece cada vez más claro que, aunque no los produce, el cambio climático probablemente los convierte en más mortíferos, sobre todo, en países como Filipinas que se encuentra sobre las cálidas aguas del Océano Pacífico, es decir, en una región donde se producen tormentas violentas debido a las temperaturas cálidas de sus aguas. Si el agua se calienta, las tormentas son más fuertes. Otro hecho incontestable es que el aumento del nivel del mar sucede mucho más rápido en el mar de Filipinas que en otros lugares del planeta, lo que empeora las inundaciones y las mareas causadas por una tempestad como la ocurrida el pasado fin de semana con Haiyan.
No obstante, lo cierto es que el número de huracanes de categoría 4 y 5 en todo el mundo casi se ha duplicado desde principios de la década de 1970. Por otra parte, tanto la duración de los ciclones tropicales y sus velocidades de viento más fuertes se han incrementado en un 50% en los últimos 50 años.
2013, EL AÑO MÁS CALUROSO Lo que también es incuestionable es que el año 2013 se perfila como uno de los más calurosos de la historia, según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). La temperatura media mundial entre enero y septiembre de 2013 ha sido aproximadamente medio punto superior a la media registrada entre 1961 y 1990. Así, durante este año, las temperaturas más calurosas se han registrado en Australia, mientras que en 2012 ese fenómeno se dio en Estados Unidos. Esta organización también llamó la atención sobre las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, que alcanzaron un nuevo récord en 2012 y que se espera que alcancen niveles sin precedentes este año. Al mismo tiempo las sequías, inundaciones y precipitaciones extremas confirman que el ciclo del agua también está sufriendo variaciones.
La Organización Meteorológica Mundial también cree previsible que el calentamiento global haga que el impacto de estos fenómenos naturales sea más intenso. Así se ha vuelto a confirmar que el nivel del mar aumenta y de hecho en lo que va de año ha alcanzado un nuevo máximo histórico. Así se calcula que desde 1993 el nivel de los mares y océanos se ha incrementado una media de unos 3,2 milímetros por año. El nivel del mar seguirá aumentando debido al derretimiento de los casquetes polares y los glaciares, aseguran los expertos, ya que más del 90% del exceso de calor que se genera con los gases de efecto invernadero es absorbido por los océanos.