londres. Las filtraciones del exanalista de la CIA Edward Snowden sobre los programas de espionaje de EEUU y el Reino Unido "han hecho daño" y "puesto en riesgo" las operaciones de los servicios secretos británicos, según aseguró el jefe del MI6, John Sawers. En la primera comparecencia pública de los máximos responsables de estos servicios, Sawers, que dirige el espionaje exterior británico, declaró ayer ante la comisión parlamentaria de inteligencia junto con el jefe del MI5 (el servicio de espionaje interno), Andrew Parker, y el del centro de escuchas del Gobierno GCHQ, Iain Lobban.
Sawers fue rotundo al afirmar que los enemigos de Reino Unido "se están frotando las manos con regocijo" por la información filtrada a los medios sobre las actividades de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense. "Las filtraciones de Snowden han sido muy dañinas, han puesto nuestras operaciones en peligro. Está claro que nuestros adversarios se están frotando las manos con regocijo, Al Qaeda lo ha acogido con entusiasmo", dijo ante la Cámara de los Comunes.
Lobban incidió en que las revelaciones de Snowden, divulgadas en este país por el periódico The Guardian y que vincularon al GCHQ con el programa de espionaje clandestino PRISM de Estados Unidos, han llevado a los terroristas a cambiar su modus operandi.
La vigilancia encubierta de grupos en Oriente Medio, Afganistán y el Sureste asiático ha "detectado conversaciones" entre ellos sobre la necesidad de cambiar sus sistemas operativos "y evitar lo que ahora perciben como vulnerable".
Tanto Sawers como Lobban insistieron en que las actividades de sus agencias, criticadas por presunto espionaje a los ciudadanos, eran "legales", mientras que Parker subrayó que en ningún caso "socavan la libertad ni la democracia".
La intervención de los jefes de los servicios secretos ante la comisión fue televisada, aunque con dos minutos de retraso para cortar la emisión si se comprometía la seguridad nacional. Sin embargo, nada de lo que se dijo resultó comprometedor y la comisión, que buscaba determinar si la actividad de las agencias violaba los derechos civiles, se mostró satisfecha con las respuestas que obtuvo.