El Cairo. Equipos especiales de la policía egipcia desalojaron ayer en una violenta operación la mezquita del centro de El Cairo donde se refugiaban cientos de manifestantes islamistas, que tuvieron que ser a su vez protegidos de una turba de civiles exaltados que pretendían lincharlos. El desalojo fue precedido de un intenso tiroteo sobre el minarete de la mezquita de Al Fateh, una de las más reconocibles de la capital, que se encuentra junto a la estación de ferrocarril de Ramsés.

Ni las autoridades ni los Hermanos Musulmanes han facilitado información sobre el número de víctimas en el asalto, aunque pudieron verse heridos, presuntamente manifestantes islamistas, siendo evacuados del lugar en volandas. El asedio del templo había comenzado en la noche del viernes, cuando se registraron duros enfrentamientos en los que murió uno de los hijos del líder espiritual de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Badía.

A lo largo de la mañana, vecinos del lugar y manifestantes antiislamistas armados con palos y barras de hierro intentaron irrumpir en el templo, donde los atrincherados habían levantado barricadas con muebles para evitar su entrada. El impresionante despliegue policial en torno al lugar elevó la tensión hasta que, al mediodía, las fuerzas de asalto abrieron fuego intenso sobre el minarete del templo, desde donde, según los medios estatales, se habían empezado a recibir disparos.

Poco después la policía entró en la mezquita y capturó, según explicaron a Efe fuentes de seguridad, a los hombres que habían disparado sobre la muchedumbre desde el minarete. Antes y después del dispositivo, agitadores y residentes en el área intimidaron en las inmediaciones a un gran número de periodistas egipcios y extranjeros, que fueron retenidos y en algunos casos agredidos.

Cifra de fallecidos El asalto a la mezquita de Al Fateh se produjo después de un sangriento viernes de la ira, en el que, según las cifras facilitadas por el Gobierno, al menos 173 personas murieron, 1.300 resultaron heridas y más de mil fueron detenidas. El portavoz del Consejo de Ministros, Sherif Shauqi, explicó en una rueda de prensa conjunta con el representante del departamento de Sanidad, Mohamed Barakat, que las víctimas se produjeron entre el viernes y las 10.00 hora local de ayer.

Según las autoridades, desde la irrupción en las acampadas islamistas del pasado miércoles han muerto más de 800 personas, aunque, según los Hermanos Musulmanes, las víctimas se cuentan por miles, de las cuales 200 habrían muerto en las últimas horas. La mayor cifra de víctimas el viernes se registró en las provincias de El Cairo, donde hubo 95 muertos y 596 heridos; Alejandría, con 25 fallecidos y 171 heridos, y en Suez, con 14 muertos y 62 heridos.

Sin embargo, la represión de las fuerzas de seguridad egipcias no impidió que ayer, de nuevo, miles de islamistas tomaran las calles en claro desafío a las autoridades apoyadas por el Ejército, tras la entrada en vigor del toque de queda a las 19.00 hora local. Los islamistas han llamado, asimismo, a una semana de la ira.

Manifestaciones en El Cairo, Alejandría (norte), Asiut o Minia (sur) reivindicaron ayer la restitución en la Presidencia del depuesto mandatario Mohamed Mursi, derrocado por un golpe de Estado militar el pasado 3 de julio. La presión sobre los Hermanos Musulmanes y sus aliados no se limita a las calles: las autoridades egipcias comenzaron ayer a dar señales de que la cofradía islámica podría ser ilegalizada, después de que varios de sus líderes ya hayan sido detenidos. Mientras, la presidencia egipcia justifica la violencia argumentando que las autoridades están en "guerra contra el terrorismo" y acusa a los manifestantes islamistas de "fuerzas extremistas".

Juicio a Mubarak Y mientras el país continúa sumido en la grave crisis que amenaza con desbaratar por completo los avances de la revolución desbancó a Hosni Mubarak del poder el 11 de febrero de 2011, el juicio contra el expresidente celebró ayer una nueva sesión, en ausencia del rais y de sus hijos. El juez Mahmud al Rashidi explicó que ni Mubarak, ni sus dos hijos, Alá y Gamal, ni el exministro del Interior Habib al Adli pudieron acudir a la sede de la corte por "las circunstancias excepcionales de seguridad en el país".

Durante la audiencia, el juez escuchó las peticiones de la defensa para que haya más investigaciones y que sean más minuciosas, y dispuso que la próxima sesión ordinaria se celebre el próximo 25 de agosto.