Rabat. "¿Por qué viniste aquí a abusar de niños marroquíes?", preguntó el juez a Daniel Galván durante el proceso que le llevó a prisión. "Porque no cuestan caro y todo se consigue con dinero", respondió el pederasta, provocando la indignación de la sala en Kenitra, según los abogados de la acusación y la defensa. Hamid Krairi, letrado de tres familias, fue quien llevó a Galván ante la Justicia en 2010 y quien consiguió que el tribunal le condenara en 2011 a treinta años cárcel por abuso de menores (la pena más dura dictada en Marruecos por un delito de estas características). Krairi fue también la persona que reveló hace una semana que el pederasta estaba en libertad tras una gracia real, lo que conmocionó al país entero.
"Un amigo que trabaja en el Tribunal de Apelación de Kenitra me llamó", cuenta el abogado. Su batalla contra el pederasta comenzó el 28 de noviembre de 2010. Aquel día, un comerciante le entregó un dispositivo de memoria USB que contenía una veintena de fotos de niños en situaciones obscenas y que llegó a manos del vendedor a través de un vecino del pedófilo encargado de regar sus plantas y cuidar a su perro cuando se marchaba del país para renovar el visado de turista, pues carecía de permiso de residencia.
Tras ser contactado por el comerciante y ver el contenido del dispositivo, Krairi se personó ante el fiscal de Kenitra. Dos días después, el 30 de noviembre de 2010, Galván era arrestado. El proceso se basó en seis víctimas, pero en las imágenes encontradas tras analizar los equipos electrónicos incautados en su casa se pudo identificar a once niños de los que había abusado.
El miércoles pasado, un día después del indulto real, Galván visitó al fiscal para anular la multa de 50.000 dirhams (unos 4.400 euros) que debía pagar a cada una de las víctimas. No tuvo éxito porque el indulto no anula la indemnización. Uno de sus apartamentos fue requisado para recompensar a las familias, que todavía no han visto un solo dirham.
Daniel Galván. Foto: EFE