abdicar nunca ha sido plato de buen gusto para reyes y reinas en las monarquías europeas, pero la renuncia al trono este año de Beatriz de Holanda, de 75 años, y el anuncio que hacía su vecino Alberto II de Bélgica, a punto de cumplir los 80, de que también abandonará el trono el próximo 21 de julio, ponen de manifiesto que en algunos países los monarcas empiezan a ver la necesidad de dejar paso a la juventud y traer aire fresco para modernizar una institución milenaria que no deja impasible a nadie. Unos la miran con orgullo otros como una rémora del pasado sin mucho sentido en el siglo XXI.

En Europa hay siete reinos (España, Bélgica, Holanda, Gran Bretaña, Dinamarca, Suecia y Noruega), tres principados (Andorra, Mónaco y Liechtenstein) y un gran ducado (Luxemburgo) al que se suma el Vaticano, con un Papa como cabeza del Estado. Un cargo este último que se creía de por vida y que Benedicto XVI, de 85 años, dejó claro que también se puede abandonar. Fue el primero en hacerlo durante este año 2013, el pasado 28 de febrero, tras constatar haber "llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino", justificaba.

Lo hacía apenas dos meses antes que la reina Beatriz de Holanda, que tras 33 años de uno de los reinados más populares de Europa, abdicaba el 30 de abril, en un día tan simbólico como es el día de la reina en el que toda Holanda se echa a las calles vestida de naranja -lo hacen desde 1949- para homenajear a su monarca. "La responsabilidad de nuestro país debe recaer en las manos de nuevas generaciones. Es un buen momento", defendió antes de pasar el testigo a su hijo Guillermo Alejandro, de 46 años y casado con la argentina Máxima Zorreguieta. Su gesto puede sorprender en otros países pero no en los Países Bajos donde es ya una tradición. De hecho, Beatriz llegó al trono en 1980 tras la renuncia de su madre, la reina Juliana, que también lo hizo tras la abdicación de su madre, la reina Guillermina en 1948.

También lo han hecho recientemente en Luxemburgo y Liechtenstein. En el Gran ducado ven la abdicación con la misma normalidad que en Holanda. El último en dar el paso fue el Gran duque Juan en octubre del año 2000 -su madre, la Gran duquesa Carlota reinó 45 años antes de renunciar en su nombre- que cedió el testigo a su hijo Enrique de Nassau, casado con una cubana, María Teresa Mestre y Batista. En el pequeño principado de Liechtenstein, de apenas 160 km2 y situado entre Suiza y Austria, la corona sigue estando en la cabeza de Hans Adam, de 68 años, pero desde 2004 es su hijo Alois quien ejerce de regente de esta pequeña monarquía constitucional que otorga amplios poderes al príncipe, entre ellos el de vetar leyes aprobadas en el parlamento.

Bélgica

Aunque no es tradición abdicar tampoco es inhabitual. Alberto II seguirá el mismo camino que Beatriz en apenas quince días y dejará paso a una nueva generación, su hijo Felipe, de 53 años y duque de Brabante, aunque rodeado de mucha más polémica por el papel que todavía juegan los monarcas, responsables de refrendar con su firma las leyes aprobadas en el parlamento, y por las dudas que genera entre los partidos flamencos Felipe. Se trata del primogénito y heredero de un trono para el que ya sonó en 1993, tras la muerte inesperada de su tío el rey Balduino, pero que finalmente dada su juventud pasó a su padre. Dos décadas después, Alberto ha decidido dar un paso atrás debido a su delicada salud y marcado por numerosos escándalos y polémicas. La última, una hija ilegítima que le ha reclamado en los juzgados una prueba de ADN que demuestre su paternidad.

España

La popularidad del rey Juan Carlos I de España, en el trono desde 1975, tampoco pasa por sus mejores momentos tras episodios como el de la cacería de elefantes en Botswana pese a la grave recesión que acusa España, preguntas sobre su relación con Corinna zu Sayn-Wittgenstein o la presunta corrupción y tráfico de influencias que mantiene a su yerno, Iñaki Urdangarin, en los juzgados desde hace meses. Pese a este annus horribilis, el monarca español, que nació 26 días después de que lo hiciera Beatriz de Holanda, no ha dado señales de querer abdicar en su hijo Felipe de Borbón, heredero en virtud de la ley sálica todavía en vigor en España, y que se niega a su vez a compartir plano con su cuñado Iñaki para evitar desgastar una monarquía con una imagen ya muy deteriorada.

Gran Bretaña

Menos intenciones de renunciar todavía se le ven a Isabel II de Inglaterra. Tiene 87 años y se mantiene en el trono desde 1952, al que accedió tras la muerte de su padre, el rey Jorge VI. Seis décadas de reinado festejados por todo lo alto el año pasado, en los que ha superado crisis, escándalos y polémicas tan importantes como la muerte de Diana de Gales en un accidente de coche en París en 1997. Su reacción fría y tardía generó duros reproches que hundieron la popularidad de la monarquía a su punto más bajo en la historia. Durante años se barajó la posibilidad de que fuera su nieto Guillermo quien recogiera la antorcha pero su heredero oficial sigue siendo su hijo Carlos, casado ahora con Camilla, quien en los últimos meses ha cobrado mayor protagonismo y presencia.

De hecho, él será quien asista a la cumbre bianual de la Commonwealth en el mes de noviembre y no su madre, en un gesto que pone de manifiesto que la edad no pasa en balde y que Isabel, aunque no abdicará, sí esta dispuesta a ir cediendo terreno a un heredero, de 64 años, que lleva esperando más de cuatro décadas.

Dinamarca

Con 73 años tampoco la reina de Dinamarca, Margarita II, parece tener intención de abandonar el regio puesto que ocupa desde hace cuatro décadas -fue coronada en 1972 cuando tenía 31 años- y que también celebró el año pasado. Heredó el trono tras la muerte de su padre Federico IX y al contrario que la reina Beatriz de Holanda, aunque igual de querida en su país, parece que todavía no cederá el testigo a su hijo Federico, de 44 años, casado con una australiana con la que tiene cuatro hijos. Con corazón de artista, pinta y hasta diseña decorados para obras de teatro y ballet. Ha expuesto su obra en el museo de arte moderno de Arken y ha dicho que seguirá al frente de la casa real de Dinamarca "mientras tenga fuerza para ello".

Noruega

Otro de los que parecen tener la intención de morirse con las botas puestas es el rey Harald V de Noruega. De la misma quinta que Juan Carlos, 75 años, ha dicho que no piensa renunciar, con lo que si su salud no se lo impide su hijo Haakon Magnus, de 39 años, tendrá todavía que esperar algunos años para llegar al club de los reyes europeos. Harald sucedió a su padre Olav V tras su muerte aunque llegó a amenazar con renunciar a sus derechos al trono décadas antes si no le permitían casarse con Sonia Haraldsen.

Suecia

Al contrario que sus más cercanos vecinos Carlos Gustavo XVI no es un rey tan querido. Los escándalos entorno a sus supuestas juergas y alegaciones de relaciones extramatrimoniales han hundido su popularidad, justo lo contrario que ocurre con su hija y heredera Victoria, de 35 años y casada el año pasado con su entrenador, Daniel Westling. Aunque el papel del rey en esta monarquía constitucional es más bien protocolario no ha mostrado ninguna intención de ceder paso a la juventud.