Roma. El presidente de Italia, Giorgio Napolitano, inauguró ayer los trabajos de los dos grupos de expertos que designó para sacar al país de la parálisis política que vive tras las elecciones y subrayó que su función no será la de dar una solución concreta de Gobierno, sino señalar los temas urgentes a abordar. El jefe del Estado, que dio un plazo de trabajo a estas comisiones de entre ocho y diez días, emitió un comunicado tras el encuentro para explicar la evolución de la situación, y aprovechó, además, para responder a las críticas que este plan de acción ha suscitado entre las formaciones políticas.

Y es que en los últimos días los partidos han empezado a marcar distancias con la iniciativa propuesta el sábado por el presidente. Las reacciones más airadas llegaron desde el partido Pueblo de la Libertad (PDL), del ex primer ministro Silvio Berlusconi, que consideró la iniciativa como una pérdida de tiempo, mientras que el movimiento de Beppe Grillo aseguró que el país no necesita "cuidadoras de la democracia".

Con una posición algo más moderada, el Partido Demócrata de Pierluigi Bersani apoyó la solución de Napolitano, siempre que esta dé paso a un Ejecutivo de cambio. Napolitano tachó las críticas de "sospechas e interpretaciones desconcertantes" y recalcó que las comisiones de trabajo "no interferirán en la actividad del Parlamento, ni en las decisiones que corresponden a las fuerzas políticas". Precisó que la tarea de estos sabios no será la de indicar "un tipo u otro de solución de Gobierno", sino que señalarán "cuáles son las cuestiones que deben ser afrontadas ya sea de carácter institucional, o de carácter económico-social".

Napolitano dio, además, un nuevo toque de atención a los partidos, como ya hizo tras las primeras consultas el pasado 22 de marzo, y atribuyó la responsabilidad de haber tenido que adoptar esta decisión a la "rigidez" de las formaciones políticas y a su recelo para ceder en sus posturas.