Quito. Liderado por Rafael Correa, Ecuador ha experimentado desde 2007 profundos cambios en todos los ámbitos de la política. El domingo, el mandatario logró la reelección por otros cuatro años con más del 55% de los votos. En sus primeras palabras tras los comicios, el mandatario anunció que el principal desafío para su nuevo período es hacer "irreversibles" los cambios implementados. "Esta revolución no la para nada ni nadie", proclamó, y aseguró que la victoria es la oportunidad de cambiar al Ecuador. "O lo cambiamos ahora o no lo cambiamos nunca". Carismático, confrontador y cercano a la gente, Correa ha sabido mantener la comunicación directa con los sectores populares con iniciativas como los gabinetes itinerantes y su informe semanal radiotelevisado para informar de su gestión a la ciudadanía.

Desde un principio tuvo enfrentamientos con los medios de comunicación, a quienes considera sus "enemigos políticos". En su primera comparecencia ante la prensa como presidente electo, Correa dejó claro que pretende luchar contra la prensa "corrupta", "manipuladora" y "mercantilista". Declaró que ese tipo de prensa fue la otra gran derrotada de las elecciones. "Tenemos que realmente lograr una sociedad donde manden los ciudadanos y no el que tuvo plata para comprarse una imprenta. Mi relación con esos medios no depende de una victoria o una derrota. Son cosas mucho más profundas y vamos a sostener exactamente lo que sosteníamos antes de esta esplendorosa victoria", declaró.

Correa llegó al poder con la promesa de acabar con "la larga noche neoliberal" que, según su visión, incrementó la desigualdad social en el país andino. A partir de entonces, en las nueve contiendas electorales realizadas en Ecuador desde 2006, su movimiento Alianza País (AP) se ha alzado con la victoria. Hasta ahora, Correa conserva un amplio apoyo gracias a las inversiones en infraestructura de transporte, educación, sanidad o energía, proyectos a los que ha dirigido buena parte de los ingresos petroleros del país.

El presidente inscribió su proyecto político en el movimiento bolivariano o socialismo del siglo XXI y encontró afinidades en los gobiernos de Hugo Chávez en Venezuela y de Evo Morales en Bolivia.

Junto a ellos fue uno de los propulsores de Alianza Latinoamericana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y de la reciente Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Ante el estado de salud del mandatario venezolano, Hugo Chávez, se ha comentado que Correa podría ser la figura que opte al liderazgo regional. Además, el presidente ecuatoriano sorprendió al mundo al proponer una iniciativa ambientalista sin precedentes: dejar bajo tierra un rico bolsón petrolífero en una zona ecológica a cambio de compensaciones internacionales.