Seúl/Nueva York/Viena. Corea del Norte volvió ayer a hacer escalar la tensión al desafiar a la comunidad internacional con una exitosa prueba atómica subterránea que según el país comunista se realizó con un artefacto "miniaturizado y más liviano con una mayor fuerza explosiva". Según los medios estatales, el test se llevó a cabo de manera "segura y perfecta" con el objetivo de servir a la seguridad nacional y en respuesta a la política de confrontación que lleva a cabo Estados Unidos. Pyongyang había anunciado un test en protesta contra la ampliación de las sanciones de la ONU, que también fueron respuesta a un controvertido lanzamiento de un misil en diciembre. El politburó del gobernante Partido de los Trabajadores de Corea del Norte había destacado ayer en una reunión la necesidad de lanzar nuevos satélites y "misiles de largo alcance". Se trata de la tercera prueba de una bomba nuclear tras las realizadas en 2006 y 2009, y la primera bajo el gobierno de Kim Jong-un, quien con unos 30 años de edad sucedió a su padre al frente del país hace poco más de un año.

Según los expertos, podría acercar a Corea del Norte aún más a su objetivo de desarrollar una cabeza nuclear para sus misiles. Hasta ahora, Estados Unidos y Corea del Sur estimaban que su vecino del norte no cuenta con esta tecnología, pero que trabajaba en ese sentido. De hecho, ha estado desarrollando sus misiles, que ya podrían alcanzar ciudades del oeste norteamericano y el este de Europa. A causa de ello, el programa de armas norcoreano es visto en la región y en el resto del mundo como una seria amenaza.

no se descartan más pruebas Los servicios secretos de Corea del Sur (NIS) no descartaron nuevos tests o pruebas de un misil de largo alcance en caso de que haya represalias por parte del Consejo de Seguridad. Según el NIS, es demasiado pronto para decir si Corea del Norte dispone de la tecnología necesaria para construir un arma nuclear operativa. El país debe aún completar su tecnología para reducir el tamaño de los explosivos nucleares.

Una actividad sísmica repentina fue el primer indicio de la prueba norcoreana. Corea del Sur registró un "terremoto artificial" que sacudió Corea del Norte a las 11.58 local (02.58 GMT), y habló de una "alta probabilidad" de que fuera un ensayo nuclear. Mientras, la agencia geológica de Estados Unidos cifraba la magnitud en 4,5.

Según el Ministerio de Defensa surcoreano, el test pudo tener una potencia de entre seis y siete kilotoneladas de TNT, frente a una kilotonelada en 2006 y entre dos y seis del de 2009. La bomba nuclear lanzada en 1945 sobre Hiroshima tenía entre 13 y 16 kilotoneladas. Los expertos del CTBTO señalaron que su red de estaciones de medición podría captar gases radiactivos liberados por Corea del Norte en los próximos días o semanas, pero que será casi imposible determinar si el país probó un arma de plutonio o de uranio.

Instituciones internacionales como la ONU y los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, Corea del Sur, Japón e incluso China e Irán condenaron ayer en duros términos la última prueba nuclear. Japón y Corea del Sur convocaron ayer reuniones de sus consejos de seguridad. Tokio señaló que aumentará las sanciones contra el país.

ocho países responsables Con esta prueba nuclear, el planeta Tierra ha sufrido ya 2.055 explosiones atómicas en los últimos 68 años, unos experimentos cuyo veto definitivo está pendiente de la decisión de solo ocho países. El Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT, por sus siglas en inglés) fue aprobado en 1996 por la Asamblea General de Naciones Unidas con un mecanismo para poder entrar en vigor: que fuera ratificado por todos los 44 estados que en aquel momento disponían de armas o reactores nucleares.

Desde entonces, 183 países han firmado el documento y un total de 159 lo han ratificado. De los países que disponen de tecnología nuclear y cuya ratificación es necesaria, 36 de ellas ya han dado el paso, incluidas tres potencias con arsenal nuclear como Francia, el Reino Unido y Rusia.

La pelota ha quedado en el tejado de ocho naciones. Estados Unidos, China, Egipto, Irán e Israel han firmado pero no ratificado el documento. Pakistán e India, que realizaron su última prueba nuclear en 1998, y Corea del Norte, que lleva tres desde 2006, ni siquiera forman parte de él.