Washington

ALGUNOS la llaman La madre del nuevo Estados Unidos. Rosa Parks hizo tambalear la discriminación racial estadounidense con un valiente gesto en un autobús. La segregación obligaba a los negros a ocupar la parte trasera de los autobuses, pero debían dejar sitio si un blanco se lo requería. Rosa se negó a levantarse. Su acción marcó un hito. Estados Unidos celebra estos días el centenario del nacimiento de esta mujer, fallecida en 2005.

Todo ocurrió el 1 de diciembre de 1955 en Montgomery (Alabama) cuando la costurera de 42 años volvía a casa después de trabajar. Se subió al autobús, pagó diez céntimos al conductor y se sentó lejos de él. Las primeras filas estaban estrictamente reservadas a los blancos.

Poco después esos asientos se llenaron y cuando subió un blanco, cuatro negros tenían la obligación de dejarle una fila libre, según la ley. Tres hombres obedecieron las exigencias del conductor, pero Parks no. La policía la detuvo y a partir de ahí se convirtió en una heroína del movimiento por los derechos cívicos.

Tras negarse a levantarse del asiento, Parks tuvo que pagar 10 dólares de multa y 4 más de tasas judiciales. Con ayuda de la organización afroamericana NAACP, recurrió la sentencia. Simultáneamente, los negros iniciaron un boicot contra los autobuses que hizo que estos perdieran a tres cuartas partes de sus viajeros y mucho dinero. El líder de la causa fue el entonces poco conocido predicador Martin Luther King.

nace una leyenda Pasaron 382 días hasta que los afroamericanos volvieron a subirse en los autobuses de Montgomery. Cuando lo hicieron, ya podían sentarse donde quisieran. Gracias a Parks, el Tribunal Supremo de Washington había declarado inconstitucional la discriminación racial en el transporte urbano. Tras el fin de la segregación en las escuelas públicas, su resistencia pasiva fue considerada un hito en un movimiento que llevó en 1964 a la Ley de Derechos Civiles. A partir de entonces, la discriminación de los negros quedó totalmente prohibida por ley.

Parks, cuyo marido murió en 1977 tras 45 años de matrimonio, sigue siendo considerada hoy la madre del movimiento por los derechos civiles. En 1996, el entonces presidente Bill Clinton le entregó la medalla de la libertad, y en 1999 recibió del Congreso el mayor reconocimiento civil. Los historiadores discuten todavía sobre si el episodio protagonizado por Parks fue un acto espontáneo, como ella misma dijo, o si fue escogida como mártir de forma intencionada por el NAACP.

lo pagó caro Parks tuvo que pagar sus consecuencias durante mucho tiempo. Nadie le daba trabajo y su marido sufrió un ataque de nervios tras eternas llamadas de amenaza. El matrimonio se trasladó a Detroit, donde Rosa volvió a trabajar como costurera. En 1965, le ofreció trabajo en su oficina el congresista y defensor de los derechos cívicos John Conyers, y junto a él permaneció hasta que se jubiló, en 1988. También entonces siguió implicándose en la lucha de los derechos ciudadanos, pero a pesar de su fama tuvo que recibir ayuda financiera de la iglesia durante su vejez.

Al final de sus días, Rosa Louise Parks sufrió demencia, antes de morir el 24 de octubre de 2005. Fue la primera estadounidense a la que se veló en el Capitolio de Washington. En todo Estados Unidos, las banderas ondearon a media asta.