Washington. Las horas del reloj corren cada vez más rápido en Estados Unidos. A demócratas y republicanos apenas les quedan unas horas para alcanzar un acuerdo que evite el temido abismo fiscal y el mundo entero está pendiente de estas negociaciones. De no concretarse y que se produjera una combinación de subida de impuestos y masivos recortes en el gasto público, Estados Unidos podría entrar de nuevo en recesión y arrastrar, con él, a la economía mundial. Ante la gravedad de la situación, el presidente estadounidense, Barack Obama, realizó ayer su último llamamiento a los congresistas de ambos partidos para que lleguen a un acuerdo. En una entrevista en el programa Meet the press de la NBC, Obama acusó a los republicanos de anteponer los intereses de los más ricos a los del resto de la nación.

El mandatario instó a la oposición a que acepten una prórroga de los recortes tributarios para la clase media, al criticar su insistencia en que estos se apliquen también para los más ricos. El presidente también advirtió de que el tiempo apremia y que el Congreso debe prorrogar los recortes tributarios que vencen hoy. "Dicen que su mayor prioridad es asegurar que respondemos al déficit con seriedad, pero se comportan de tal manera que su única prioridad es asegurar que se protejan los recortes tributarios para los estadounidenses más ricos", se quejó Obama. "Parece que es su único tema y el predominante", agregó el mandatario, que acudió al programa para mantener la presión sobre el Congreso para que se prorroguen los recortes impositivos para el 98% de los estadounidenses.

Los principales líderes demócratas y republicanos del Senado mantuvieron ayer nuevas reuniones a puerta cerrada, con el objetivo de lograr un pacto fiscal que evite al menos la subida de impuestos. Sin embargo, Obama dejó entrever su frustración ante la falta de avances en las negociaciones en el Capitolio. "Era moderadamente optimista ayer, pero no se ve aún un acuerdo. Ahora el Congreso sufre presiones para conseguirlo", manifestó Obama. El mandatario reiteró la idea de suprimir algunos de los recortes al gasto público que entrarían en vigor de forma automática a partir de mañana, incluyendo gastos de defensa, si los republicanos aceptan subir los impuestos para los más ricos. Según Obama, si, en aras de reducir el déficit, los ricos pagasen "un poquito más, sería suficiente para impedir los recortes al gasto, y tendría un mejor resultado para nuestra economía a largo plazo". Si el Senado y la Cámara de Representantes no votan una legislación de compromiso antes de que acabe este año, todos los contribuyentes pagarán más porque caducan varias rondas de reducciones fiscales temporales de la Administración de George W. Bush. Así, la tasa del IRPF más baja pasaría del 10 al 15%; la más alta, del 35 al 39,6%, y el impuesto sobre bienes inmuebles subiría del 35 al 55% a partir del millón de dólares (750.000 euros).

En el llamado abismo fiscal también se juntan recortes del gasto público de unos 110.000 millones de dólares sobre los que, de momento, la negociación está parada. En total, si no hay cambios, el efecto podría ser de casi 600.000 millones de dólares (450.000 de euros) y provocaría una recaída casi inmediata de Estados Unidos en la recesión.

Obama instruyó hace días al líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid para que someta a votación una iniciativa demócrata que mantenga los recortes impositivos para la clase media en caso de que no se llegase a un acuerdo el fin de semana. Parte del problema es que, ante sus diferencias ideológicas, los demócratas y republicanos no se ponen de acuerdo sobre el tope de ingresos que se beneficiarían de los recortes de impuestos, que fueron instituidos en 2001 y 2003 durante la presidencia de Bush. Durante la campaña presidencial, Obama insistió en que los recortes de impuestos se apliquen solo para quienes ganan hasta 250.000 dólares anuales pero, en la entrevista con NBC, no precisó si aceptaría un techo mayor.

Los republicanos prefieren que los recortes de impuestos se mantengan también para los más ricos. La semana pasada, de hecho, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, no logró los votos necesarios para una medida que elevaría los impuestos para quienes ganan más de un millón de dólares anuales ante la oposición de los republicanos del Tea Party.

Ante el vaivén de propuestas, Obama instó al Congreso a que acepte la propuesta que surja del Senado si no se logra un acuerdo más amplio. "Si a los republicanos no les gusta, pueden votar en contra. Pero creo que hay un amplio apoyo para asegurar que no se perjudique a las familias de clase media", observó.