La segunda economía del mundo está renovando a la mayoría de los dirigentes del Partido Comunista, un gran cambio que solo se produce una vez cada diez años. Junto al futuro presidente, Xi Jinping, habrá otros seis representantes en el Comité Permanente con la mirada puesta en atajar la corrupción y la esperanza de que lleven a cabo una deseada reforma política.
La decimoctava edición del Congreso del Partido Comunista cerró sus puertas ayer tras votar a los que serán los nuevos miembros del Comité Central que en total agrupa a unos 400 delegados. Su primer trabajo será elegir hoy a los 25 miembros del Politburó, así como a los siete del Comité Permanente, encargado de la toma de decisiones. El Congreso, que solo tiene lugar cada cinco años y que da la bienvenida a la quinta generación de líderes comunistas, contó con la presencia de representantes de la cuarta, que lidera actualmente el país asiático, pero también de la tercera, con el expresidente Jiang Zeming, de 86 años de edad y con movilidad reducida, como mayor estandarte.
"El Congreso ha elegido un nuevo Comité Central del Partido y ha reemplazado a los líderes veteranos por otros más jóvenes", explicó brevemente Hu en la clausura en el salón principal del Gran Palacio del Pueblo, que reunió a 2.308 delegados y que finalizó bajo los acordes de La Internacional.
Al frente del nuevo Comité Central se sitúa como secretario general del Partido y futuro presidente de China, Xi Jinping, de 59 años, cuando tome el mando del actual líder Hu Jintao en marzo. Este es un nombramiento conocido por todos desde hace tiempo, junto con el del futuro primer ministro, Li Keqiang, que sustituirá en el cargo a Wen Jiabao.
Pero el resto de las decisiones se toman en el mayor de los secretos y provoca que surjan numerosas teorías y especulaciones. En este sentido, las quinielas apuestan por que ya no serán nueve miembros en el Comité Permanente como ocurría hasta ahora y que la cifra se verá reducida a siete para agilizar la toma de decisiones.
Primera mujer Entre los favoritos a entrar en tal poderoso equipo se encuentra una mujer. Su nombre es Liu Yandong. Hija de un viceministro de Agricultura durante la época de Mao y cercana al histórico y poderoso Jiang, en caso de ser finalmente elegida se convertiría en la primera mujer en entrar en el grupo más selecto del Partido.
Hay que recordar que solo un 23% del total de delegados comunistas son mujeres y que, dentro del Comité Central, el 94% siguen siendo hombres, mientras que Liu ha sido hasta ahora la única mujer del Buró Político que tiene en total 25 miembros. El reparto de sillas parece una puja entre las dos facciones que hay dentro del Partido Comunista. Por un lado, la coalición elitista que agrupa a los "príncipes", es decir, los hijos de los líderes políticos que hicieron la revolución comunista -este es el caso del futuro presidente Xi y del ex presidente Jiang-, y por otro la colación populista, que surge de las Juventudes Comunistas, como es el caso del futuro primer ministro Li.
Otro de los delegados que podría afianzarse en lo más alto es el actual viceprimer ministro de Asuntos Económicos Wang Qishang. Wang fue además elegido ayer como el nuevo líder de la lucha contra la corrupción, que parece con toda probabilidad que será una de las mayores prioridades del Gobierno chino tras el discurso de Hu alertando de que ésta podía acabar con el Estado y con el propio Partido.
Wang es apodado el "jefe que apaga incendios", en parte, por su labor como negociador y por su trabajo en la provincia sureña de Cantón, donde ejerció como vicegobernador hasta que en 2003 se hizo cargo de la alcaldía de Pekín, afectada por el brote del SARS que había sido ocultado en un primer momento por los responsables de la capital. Ahora Wang tiene que acabar con una práctica altamente extendida entre muchos funcionarios comunistas, en la que Bo Xilai se mantiene como el político más destacado, tras ser expulsado del Partido por cargos de corrupción y abuso de poder. Otro de los casos más famosos juzgados este año ha sido el de Liu Zhijun, ex ministro de Ferrocarriles en 2003 y despedido en el 2011 acusado de corrupción.
Pero quizá el dato que más llama la atención es la cifra de 70.000 millones de euros que unos 17.000 funcionarios sacaron de China en los pasados 15 años, según el Banco de China. La nación más poblada del mundo tiene que hacer frente ahora a muchos retos. Desde poner soluciones al frenazo del crecimiento económico, unido al descontento social y al aumento de las manifestaciones de motivo económico o medioambiental. Por ello, se espera que Xi introduzca los cambios en el sistema que Hu no se atrevió en un mandato denominado por muchos como la "década perdida".