Washington. Millones de estadounidenses acudieron ayer desde muy temprano a votar para elegir al presidente del país, en una jornada tranquila y mientras los dos candidatos, el demócrata Barack Obama y el republicano Mitt Romney, seguían en campaña reclamando apoyo. Ante unas encuestas que reflejaban unas elecciones muy reñidas, tanto Obama como Romney rompieron con la tradición de que los candidatos presidenciales descansaran el día de las elecciones y lo pasaran con sus familias para esperar los resultados.

Los comicios comenzaron en la diminuta aldea de Dixville Notch, en el estado de New Hampshire (noreste), cuyos diez vecinos votaron un minuto después de la medianoche con resultado de empate, una muestra más de lo ajustado de los pronósticos.

Baloncesto Obama visitó a primera hora una oficina de su campaña de reelección en su ciudad adoptiva de Chicago (Illinois), desde donde llamó por teléfono a voluntarios del estado de Wisconsin para agradecerles por "trabajar duro" en su nombre y movilizar a los votantes. Además, quiso felicitar a Romney por su "enérgica" campaña, aseguró que sus seguidores son "tan comprometidos y entusiastas" como los demócratas y agregó que también han estado "trabajando duro hoy". "Tenemos confianza en que conseguiremos los votos para ganar", subrayó Obama, quien ya había votado por correo en Chicago el pasado 25 de octubre para dedicarse ayer a realizar entrevistas para radio y televisión.

Obama, que jugó al baloncesto con amigos y asesores para descansar antes del recuento, almorzó y cenó en su casa junto a su familia y por la noche acudió al centro de convenciones McCormick Place de Chicago, donde esperará los resultados de la jornada electoral.

Gira y a casa Por su parte, Romney depositó su voto a primera hora en compañía de su esposa, Ann, en Belmont, cerca de Boston (Massachusetts), donde tienen su residencia familiar. Tras cumplir con su cita con las urnas, Romney emprendió una gira por las ciudades de Cleveland (Ohio), y Pittsburgh (Pensilvania), donde se reunió con votantes y activistas, y donde trató de arañar los últimos votos.

El viaje, anunciado el lunes, se produjo después de una agotadora víspera de la jornada electoral que llevó a Romney a Florida, Virginia, Ohio y New Hampshire, cuatro de los nueve estados "bisagra" que podrían decantar la victoria final.

Después Romney regresó a Boston, donde tenía su cuartel general, para aguardar los resultados electorales junto a su "número dos", Paul Ryan, quien votó a la mañana en Janesville (Wisconsin).

Romney ha multiplicado sus visitas a Ohio, considerado el "epicentro" de la contienda y donde Obama mantenía una ventaja dentro del margen de error de las encuestas, pero su campaña rechazó ayer nuevamente que sus giras significaran un acto a la "desesperada". "Siempre dijimos que la campaña iba ser muy reñida, pero también que vamos a hacer campaña hasta el último momento", dijo Romney.