"Lo que hace Ohio, lo repite el país", dice un dicho popular sobre los resultados de las elecciones presidenciales. Desde 1960, este estado de 11,5 millones de habitantes han escogido el aspirante ganador de la Casa Blanca y este año, seguramente, no será la excepción. Son las siete de la mañana en Lordstown. Este pequeño pueblo al noroeste de Ohio alberga una planta de General Motors (GM) que, a principios del 2009, estuvo a punto de cerrar pero se salvó gracias a la intervención del presidente Barack Obama. Su polémico plan de 80.000 millones de dólares, que evitó la quiebra de GM y de Chrysler, puede convertirse tres años y medio después en la garantía de su reelección. Una victoria de Obama en Ohio complicaría mucho las cosas a su rival, Mitt Romney. Scott Betgood, uno de los trabajadores de la primera automovilística del país, ha terminado su turno de noche y toma unas cervezas con sus compañeros en el bar y tienda de comestibles Ross. "Para nosotros el mañana es como el atardecer", dice Betgood, que perdió su trabajo como albañil tras el colapso del mercado inmobiliario a finales de 2008 y tuvo la suerte de encontrar trabajo meses después.

Electores indecisos "Siempre he votado por los candidatos republicanos pero esta vez votaré por Obama. Salvó mi trabajo ", asegura este trabajador nacido en el estado vecino de Michigan. "Mi familia es mi máxima prioridad y, gracias al presidente, mantuve el trabajo y no perdí la casa". Betgood se lamenta por la gran división que hay entre los partidos y asegura le gustaría que colaborarán más para sacar el país adelante. A su lado, su amigo Mike afirma que también votará por Obama: "Creo que se merece la reelección porque sus políticas han ayudado a las familias de trabajadores como las nuestras". En la salida de la planta de GM, donde hoy se fabrica el nuevo modelo Chevrolet Cruze, John se muestra indeciso sobre la elección del próximo martes. "No estoy contento con el presidente porque está a favor de aumentar el gobierno federal", dice aunque tampoco apoya Mitt Romney. "Seguramente, al final, votaré por Obama pero aún no lo he decidido".

ligera ventaja para obama Las encuestas de las últimas semanas hechas en Ohio dan una ventaja consistente de entre dos y cinco puntos al presidente Obama. Desde el principio de la campaña, ha mantenido una ligera ventaja sobre Romney en los sondeos, que se redujo notablemente después del primer debate electoral, en el que el presidente decepcionó a sus partidarios, algo que él mismo ha admitido en varios actos de campaña. Sin embargo, todos los analistas pronostican que será una elección muy reñida. El presidente y su campaña tienen el reto de combatir la decepción y la indecisión que existe entre algunos de sus votantes por la débil situación económica de los Estados Unidos. Además, el sur del estado es más conservador y allí el republicano Mitt Romney aspira a conseguir, al menos, los mismos resultados que George W Bush en el 2004 para obtener un triunfo que seguramente le abriría las puertas de la Casa Blanca.

Cuando uno avanza por el sureste del Estado, la radio del coche empieza a vociferar anuncios electorales sobre una supuesta guerra contra el carbón y carteles de Stop Obama salen como setas a ambos lados de las carreteras secundarias. "Obama está arruinando la industria del carbón", dice un minero en uno de los anuncios, y se lamenta de que las políticas ambientales del presidente destruyan puestos de trabajo en tiempos de crisis.

El carbón produce un 82% de la electricidad de Ohio y genera miles de puestos de trabajo en el sur del estado. A pocos días de la elección, los republicanos han intensificado las críticas contra Barack Obama, al que acusan de haber iniciado una campaña contra este combustible fósil que ha provocado el cierre de plantas de energía y minas de carbón. Con ello, esperan ganar los votos de los mineros y de sus familias.

una vida en la mina "Mi familia es demócrata pero muchos de los mineros son republicanos", afirma Gabi Ferris mientras limpia mesas en la cafetería que su madre tiene el pequeño pueblo minero de Glouster, cerca de la frontera con Virginia del Oeste. Ferris, que solo tiene 16 años, explica que muchos de los padres de sus amigos trabajan en la mina. "Algunos comenzaron a trabajar cuando tenían 14 años. La mina es muy importante para el pueblo ", dice la chica.

Según ella, no cree que Barack Obama haya comenzado una guerra contra el carbón, como dicen los republicanos, pero entiende que algunos mineros no confíen con el presidente. Las nuevas regulaciones ambientales impulsadas por el gobierno demócrata para reducir las emisiones de dióxido de carbono han elevado los costos de la industria. Aún así, los expertos creen que la gran amenaza para el carbón son los precios baratos del gas natural. De hecho, el consumo de esta energía ha aumentado considerablemente en los últimos años.

"Mis padres me reñirían si me escuchan, pero no sé si votaría por Obama si pudiera. A mí me encanta disparar mis armas en el jardín de mi casa. No me gusta que quieran restringir mi libertad ", confiesa, pero también añade que no le gusta que Mitt Romney quiera recortar los programas de salud para las mujeres. Aunque todavía no puede votar, Gabi Ferris ya representa a los votantes indecisos de Ohio que son claves en cada elección presidencial.