LONDRES. ¿Que ocurrirá con el fundador de Wikileaks, Julian Assange? Más que respuestas, su alocución ayer desde la embajada ecuatoriana de Londres generó aún más especulaciones. Assange, de 41 años, salió al balcón de la sede diplomática vistiendo una camisa azul claro, corbata roja y luciendo pelo corto. En su discurso de 19 minutos agradeció al pueblo y al presidente de Ecuador, Rafael Correa, la concesión de asilo diplomático. También saludó y dio las gracias a sus seguidores de todo el mundo. Todo desde el balcón de la embajada ecuatoriana, pues de pisar suelo británico se arriesga a ser arrestado por las autoridades inglesas, que concedieron su extradición a Suecia, donde está acusado de supuestos delitos sexuales. Assange se refugia desde hace dos meses en ese edificio por temor a que, de ser extraditado a Suecia, ese país termine poniéndole en manos de Estados Unidos. De su breve mensaje, pudo leerse entre líneas algo de lo que el fundador de Wikileaks pretende hacer en las próximas semanas.

Evidentemente se propone ejercer la mayor presión diplomática posible, con ayuda de su abogado, el ex juez español Baltasar Garzón, y del gobierno ecuatoriano. Hasta ahora ya consiguió mantener diplomáticamente ocupados a cinco países: Ecuador, Estados Unidos, Suecia, Reino Unido y su Australia natal. Por el momento, ayer la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) realizará en Guayaquil (Ecuador) una reunión de cancilleres para analizó el tema, que también será abordado en Washington por los Ministros de Exteriores de la Organización de Estados Americanos (OEA) el próximo viernes. Así, el caso del australiano ha pasado de ser judicial a político. Y a favor del entorno de Assange podría jugar la torpeza diplomática de Reino Unido al amenazar con entrar en la embajada de Ecuador. En realidad, Suecia es el único que puede hacer algo. Desde hace semanas se intenta conseguir un acuerdo con los escandinavos. Como que se presten a interrogar a Assange en Londres o le garanticen que no será entregado a EEUU, su mayor temor.