Washington. En la campaña presidencial de 2004, el candidato demócrata John Kerry se presentó ante los votantes estadounidenses como un héroe de la guerra de Vietnam preparado para liderar el país. Sin embargo, una serie de anuncios electorales de un grupo de veteranos de guerra que acusaban a Kerry de mentir sobre sus condecoraciones hundieron su imagen y su campaña contra el presidente George W. Bush. Los anuncios estaban llenos de calumnias pero el demócrata no supo contraatacar con contundencia y permitió que otros definieran su carácter y sus posturas políticas. Un error que pagó con la derrota.

El aspirante republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney, se encuentra en una situación parecida. La campaña del presidente Barack Obama lleva semanas utilizando spots electorales negativos para desprestigiar la imagen de empresario de éxito de su rival. Su campaña inspiradora de cambio y de esperanza del año 2008 que movilizaba grandes masas parece, hoy, muy lejos.

En uno de estos vídeos se muestra el rostro de Romney con una playa de palmeras de fondo para criticar el hecho de que tenga dinero en paraísos fiscales como las Islas Caimán. Otros anuncios denuncian que la empresa fundada por el republicano, Bain Capital, invirtió en entidades que trasladaron puestos de trabajo americanos en China y la India. Distintas encuestas han revelado que la estrategia de los asesores del presidente estadounidense está funcionando.

Los anuncios, que atacan no solo la gestión empresarial y política de Romney sino también su elitismo, han socavado la credibilidad del candidato republicano. Según una encuesta de Reuters/Ipsos, un 36% de los votantes que escucharon o vieron estos anuncios negativos tienen ahora una impresión menos favorable de Mitt Romney. Otro sondeo del diario The Wall Street Journal asegura que un 41% de los votantes tienen hoy una opinión negativa de Mitt Romney, cinco puntos más que en el pasado mayo, y solo un 30% lo ve con buenos ojos. A pesar de estas cifras, las elecciones siguen muy reñidas. Las encuestas dan apenas dos puntos de ventaja al presidente Obama.

Una guerra sucia Los asesores de campaña del republicano también llevan meses lanzando anuncios contra la gestión del presidente, pero con menos éxito. Por ello, hace unas semanas, elaboraron un anuncio que utiliza unas palabras de la secretaria de Estado Hillary Clinton de 2008, cuando era candidata demócrata, para asegurar que la campaña del presidente es "vergonzosa". Además, añade que Obama es un mentiroso y utiliza una estrategia deshonesta.

Estos mismos adjetivos utilizaron los demócratas para denunciar el último anuncio de Mitt Romney, en el que acusa al presidente de "insultar" a los empresarios cuando asegura que ellos no construyeron sus propios negocios. Sin embargo, el spot electoral de Romney tergiversa y saca de contexto un fragmento de un discurso del presidente.

Las dos campañas utilizan mentiras o medias verdades para atacar a su contrincante. Los anuncios negativos son un arma muy recurrente de los candidatos políticos, pero se espera que este año la campaña presidencial sea una de las más sucias de la historia de Estados Unidos. Y eso, en parte, se debe a la irrupción de nuevos actores políticos: las llamadas asociaciones súper PAC. Una polémica sentencia del Tribunal Supremo decidió en 2010 que estos comités de acción política podían recibir donaciones ilimitadas de individuales, empresas y sindicatos.

Estos grupos, criticados por ser poco transparentes, gastan casi todos sus recursos en spots electorales que atacan al rival de su candidato. De hecho, el porcentaje y cantidad de anuncios negativos ha crecido diez puntos respecto a las últimas elecciones presidenciales hasta alcanzar el 69%, según un estudio de Kantar Media por el Washington Post. Los expertos aseguran que este tipo de spots electorales tienen un impacto menor pero que en elecciones reñidas podrían decidir el resultado final.

El candidato republicano Mitt Romney ya salió escaldado de unas primarias dominadas por la estrategia nociva de las nuevas organizaciones políticas. La súper PAC que apoyaba al exlíder del Congreso Newt Gingrich y financiada por el multimillonario del juego Sheldon Adelson confeccionó un anuncio con una crítica demoledora al pasado empresarial de Romney. Las imágenes mostraban solares y fábricas abandonadas así como testimonios de trabajadores que aseguraban que perdieron su empleo por culpa de Bain Capital, la compañía de inversión fundada por Romney.

Los mensajes negativos son eficaces porque dañan la imagen y las fortalezas de los contrincantes, pero algunos analistas advierten de que un abuso de la publicidad negativa puede ser contraproducente y provocar un efecto boomerang, es decir, que el atacante salga más perjudicado que el candidato blanco de los ataques.

De momento, el presidente gana la guerra, pero todavía no puede cantar victoria. Se espera que muchas súper PAC que apoyan al candidato republicano -entre ellas la que lidera el exasesor de Bush, Karl Rove- inunden las televisones con spots electorales contra la gestión de Barack Obama. Además, la economía, que se resiste a recuperarse, sigue siendo la gran amenaza para su reelección.

Mitt Romney, durante su visita a Londres esta semana. Foto: eFe