MANILA. La mayoría de las víctimas mortales se han registrado en el distrito de Quezon, a las afueras de Manila, donde los equipos de rescate retiraron de entre el lodo los cadáveres de nueve miembros de una misma familia, entre ellos un niño de dos meses, que quedaron sepultados por un desprendimiento de tierra.

Ocho residentes en las viviendas del mismo vecindario lograron escapar con vida del alud, según el periódico "Philippine Star".

Además, la Policía informó de que cuatro personas murieron ahogadas en la provincia de Bulacan, al norte de la capital.

Las autoridades confirmaron otras dos víctimas mortales en los distritos de Malabon y Caloocan, zonas costeras donde las labores de rescate están siendo difíciles debido a las inundaciones y al corte del suministro eléctrico.

También ha sido confirmada la desaparición de una persona en Caloocan y otra en Bataan, al oeste de la capital.

Con estas muertes asciende a 68 el número de víctimas mortales desde que la semana pasada atravesó parte de Filipinas la tormenta tropical "Saola", que forzó a más de 268.000 personas a dejar sus casas en el norte del archipiélago.

Con más de la mitad de Manila sumergida, el presidente, Benigno Aquino, ordenó el cierre de los colegios, de los centros de trabajo privados y de las oficinas gubernamentales, excepto las de las agencias de emergencia que atienden a miles de evacuados.

En algunas calles en las que el agua alcanza más de un metro las autoridades locales han puesto barcas a disposición de los vecinos para que puedan salir de sus casas en busca de alimentos.

El agua desbordó la presa de La Mesa, principal suministradora de Manila, lo que inundó varios barrios de la capital y obligó a evacuar a más de 5.000 residentes a orillas del río Marikina.

Al menos 28.000 personas han tenido que ser evacuadas a centros de asistencia en toda la región de Manila, mientras que miles buscaron refugio en casas de familiares, según el Centro Nacional de Prevención de Desastres.

Por recomendación del servicio meteorológico filipino, el Palacio presidencial, el Tribunal Supremo, el Parlamento, la Embajada de Estados Unidos y la sede de la Bolsa de Manila, inundada, cerraron sus puertas.

Por su parte, el Ministerio de Sanidad ha puesto en alerta a todos los centros sanitarios gubernamentales para atender a las posibles víctimas de las inundaciones.

Eduardo Janairo, director del Ministerio en la región de Manila, afirmó al periódico "Philippine Star" que se están enviando equipos médicos a las zonas más afectadas para prevenir posibles infecciones como la leptospirosis.

Según el centro de meteorología, las precipitaciones en Manila entre la tarde del lunes y la del martes alcanzaron los 472 milímetros, una cantidad superior a la que dejó en 2009 el tifón "Ketsana", que causó cerca de 500 muertos en Filipinas.

La situación es aún más crítica que en Manila en la vecina provincia de Laguna, cercana al lago Laguna de Bay, donde las inundaciones pueden durar más de dos meses, según advirtió el ministro de Obras Públicas, Rogelio Singson.

Según el último boletín meteorológico, las lluvias continuarán cayendo de manera intensa en las próximas 24 horas en 14 provincias del norte del país, incluida Manila, y las condiciones climatológicas no comenzarán a mejorar hasta el jueves.

Entre 15 a 20 tifones alcanzan Filipinas cada año durante la estación lluviosa que, por lo general, comienza en mayo y concluye en noviembre.

Expertos de las agencias internacionales han identificado el chabolismo y la acumulación de basura en el alcantarillado del elevado número de víctimas que causan las lluvias monzónicas en Filipinas.