El Cairo. El Gobierno sirio prometió ayer aplastar a los rebeldes en Alepo, donde continuó con el bombardeo masivo por aire y ataques por tierra por segundo día consecutivo. Tras reiterar que su país se enfrenta a un "complot internacional" impulsado por Israel, el ministro de Exteriores sirio, Walid al Moallem, subrayó que el pueblo sirio "está decidido no solamente a enfrentarse a este complot, sino a obtener una victoria". El ministro hizo las declaraciones durante un viaje en Teherán, donde se reunió con su homólogo, Ali Akbar Salehi, y con Said Yalili, del Consejo de Seguridad Nacional. "Los rebeldes fueron derrotados en Damasco y lo serán en Alepo", añadió durante el viaje, realizado con el objetivo de obtener el apoyo de su principal aliado en la región.

Mientras, las tropas gubernamentales intensificaron sus ataques en Alepo. Helicópteros de combate dispararon contra el distrito de Salaheddine, al sudeste de la segunda ciudad de Siria y capital económica del país. El Observatorio Sirio de los Derechos Humanos habló de fuertes combates al norte de la ciudad. Pese a que, según esta fuente fue, es la peor batalla que se registra hasta el momento desde que comenzó la revuelta contra el presidente Bashar al Asad, los rebeldes aseguran haber bloqueado los intentos de los militares por avanzar y haber destruido tanques.

Sus afirmaciones no pueden ser verificadas, sin embargo, de manera independiente. Entretanto, la oposición del Consejo Nacional Sirio (CNS) alertó del peligro de que las fuerzas gubernamentales cometan una masacre en Alepo, con más de dos millones de habitantes y cuyo control puede ser determinante en el conflicto. "La comunidad internacional será responsable si eso ocurre", manifestó Abdel Basset Sayda, presidente del CNS.

El dirigente llamó a los países a actuar por fuera del Consejo de Seguridad de la ONU, después de que Rusia y China vetaran una resolución con sanciones más fuertes contra Siria. El CNS anunció además encuentros para formar un gobierno de transición a partir de mañana en El Cairo. El objetivo es formar un Ejecutivo fuera de Siria. El grupo está considerado por diplomáticos occidentales como la principal alianza opositora siria y tiene oficinas en Londres, París y Washington.

Bajas en combate El sábado murieron 160 personas, 33 de ellas en Alepo, según los Comités de Coordinación Local. Al Asad envió refuerzos a Alepo la semana pasada después de que varias áreas cayeran en manos de los rebeldes, que mataron además en un atentado en Damasco a cuatro alto funcionarios de seguridad, entre ellos a un cuñado del presidente. Mientras, en la provincia disidente de Daraa, en el sur, las fuerzas sirias mataron ayer a al menos 21 personas. Además, continúa la represión en Hama y Homs, fuertemente castigadas en los últimos meses.