TRIPOLI. En muchos locales electorales de Libia se ve y se escucha la alegría de las mujeres. En algunos, incluso, reparten chocolate. Celebran que están participando en las primeras elecciones democráticas en medio siglo. En el este del país norteafricano, sin embargo, hay polémica: allí algunos exigen el regreso del antiguo sistema federal. Samira bin Ghasi se levantó ayer pronto, se puso su mejor ropa y emprendió el camino hacia su centro de votación en la localidad de Bengasi, en el este de Libia, para participar en estos históricos comicios. "No me hubiese perdido por nada de este mundo este momento", dice esta profesora de 53 años después de haber votado para elegir un Congreso Nacional que sustituirá al gobernante Consejo de Transición. En las últimas semanas se han escuchado críticas al gobierno de transición en el este del país.

Algunos querrían que se reinstalara el sistema federal de gobierno previo a la era del líder libio Muamar al Gadafi. "Han perdido la razón", asegura enojada la profesora Bin Ghasi al comentar el tema. "Eso no va a ocurrir nunca", añadió. Si alguien quiere dividir ahora el país, no tendría que haber depuesto a Gadafi, continúa. Su enojo desaparece cuando se encuentra con una amiga en el centro electoral. Ambas emiten los típicos gritos de alegría, esos gritos que se suelen escuchar en las bodas libias. También en la capital, Trípoli, la alegría se ha impuesto por poder celebrar al fin los comicios. A pesar del fuerte calor, la gente se reúne en la Plaza de los Mártires para celebrar la ocasión. Fue allí donde comenzaron a reunirse los manifestantes al inicio de la revolución para protestar contra Muamar al Gadafi, el hombre que llevó durante décadas las riendas del país. Ante los centros de votación se han formado largas colas. Algunos electores tuvieron que esperar más de 90 minutos para poder ejercer su derecho al voto. Luego mostraban orgullosos su dedo manchado de tinta, prueba de que ya habían votado. Los federalistas en Bengasi protestan contra lo que consideran como demasiados pocos escaños para la provincia Cirenaica, en el este del país, y reclaman más independencia del gobierno central capitalino. Constituyen una minoría en el país, pero también en el este les resulta difícil convencer a otros de que boicoteen los comicios. Sin embargo, el gobierno de transición sorprendió el jueves realizando algunas concesiones para calmar las protestas en Cirenaica.