TRÍPOLI. "Votaré para hacer uso de mi derecho natural a decidir el destino de Libia. Para sentir la libertad que nos quitaron", dijo a Efe la especialista en recursos humanos Gada Abdel Salam, en alusión a los 42 años de dictadura gadafista, en los que los partidos estaban prohibidos y las elecciones vetadas.
Abdel Salam mostró su deseo de que en las elecciones de mañana al Consejo Nacional General, que sustituirá al actual Consejo Nacional Transitorio, salgan "las personas más capaces para asentar las bases del Estado libio".
Asimismo, se mostró convencida de que nada detendrá la marcha del país, a pesar de la gran debilidad del Estado, obligado en muchas ocasiones a negociar con las milicias que surgieron durante el levantamiento popular que el año pasado acabó con el régimen del coronel Muamar al Gadafi, para garantizar la seguridad en el país.
"La revolución del 17 de Febrero está protegida por Alá y estoy convencida de que en Libia quienes desean la estabilidad son mayoría", subrayó.
Las autoridades no descartan que se produzcan ataques o agresiones durante las jornada electoral, por lo que ha multiplicado la presencia de efectivos, que son visibles en los principales lugares de la capital, y por lo que lo que decretará el estado de alerta.
Para el activista defensor de la libertad de expresión Abdel Karim al Raqui, la jornada de mañana "marcará un antes y un después" en la historia de Libia.
A diferencia de Abdel Salam, Al Raqui se muestra preocupado por lo que pueda suceder y confiesa que "los comicios representan una difícil prueba para el país, que Libia puede superar o no".
Este activista tampoco se siente satisfecho con muchos de los candidatos a ocupar los 200 escaños de la nueva asamblea legislativa. Según Raqui, parece que todos se presentan para ser designados presidentes y no para convertirse en legisladores.
Además, expresó sus dudas sobre las capacidades de los futuros legisladores "para llevar al país por el camino adecuado".
En este sentido, aún se mostró más pesimista el ingeniero Murad al Rais, para quien muchos de los que concurren ocupaban cargos de responsabilidad durante el antiguo régimen.
Por su parte, el profesor universitario Nuri Ali al Hach, que también expresó su descontento, en su caso por considerar que no ha habido tiempo para que la gente se familiarice con los candidatos, reflejó su deseo de que las elecciones supongan "el arranque de la locomotora hacia la construcción de la Libia del futuro".
"Votaré para participar en la construcción del país y para que no se pierda el esfuerzo y la entrega de las víctimas" que murieron en el levantamiento contra el antiguo régimen, agregó Al Hach.
Asimismo, no descartó que puedan ocurrir errores en el futuro porque según dijo "Libia avanza sin experiencia".
Pero más allá de las esperanzas e inquietudes mostradas por estos ciudadanos, las posturas se inclinan, en muchos casos, hacia el rechazo casi total, según se avanza hacia el este del país.
Así, Bengasi, la segunda ciudad libia, y que se erigió en la capital rebelde durante los ocho meses que duró la guerra, se siente ahora olvidada y exige un mayor protagonismo en la vida política.
El pasado marzo, miles de representantes locales levantaron su voz para defender el establecimiento de una Libia federal, dividida en tres estados: uno con Bengasi como capital, otro en torno a Trípoli y un tercero con Sebha, en el sur, como urbe principal.
Asimismo, numerosas voces han llamado a hacer de Bengasi la capital económica del país, e incluso, ayer, un grupo de manifestantes armados forzó el cierre de varios pozos petrolíferos en el este para exigir un reparto más equitativo en la nueva asamblea entre estas tres regiones libias.