asunción. El Gobierno de Estados Unidos se mostró ayer "preocupado" por la rapidez y el respeto al debido proceso en el juicio que llevó a la destitución de Fernando Lugo de la Presidencia de Paraguay y aseguró que consulta en la OEA qué medidas adoptar. "Hemos seguido de cerca los acontecimientos y seguimos bastante preocupados por la rapidez del proceso empleado para esta impugnación en Paraguay", dijo la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, en su conferencia de prensa diaria. Estados Unidos no ha determinado aún si el "juicio político" desarrollado el viernes en el Senado de Paraguay constituye un golpe de Estado, como han asegurado otros países, ni ha decidido por el momento retirar a su embajador en Asunción. "Obviamente hemos estado en un contacto extremadamente cercano con nuestro embajador, pero no hemos tomado aún decisiones sobre esos asuntos, por ahora", precisó Nuland. El Gobierno del nuevo presidente paraguayo, el liberal Federico Franco, juró ayer en una ceremonia en el palacio presidencial, mientras el exmandatario Fernando Lugo daba una rueda de prensa en la que reiteraba su intención de recuperar el poder. El juramento de los nueve ministros, la mayoría del Partido Liberal, se produjo justo cuando estaba concluyendo la rueda de prensa de Lugo tras la reunión de un gabinete paralelo que, dijo, se encargará de "monitorear" a los nuevos titulares. El acto oficial se retrasó 15 minutos para comenzar cuando Lugo terminaba su rueda de prensa, en la que insistió en que fue víctima de "un golpe de Estado parlamentario" y que Franco "no tiene ninguna autoridad". El ex obispo dijo que habrá más reuniones como la de ayer, del llamado "gabinete por la restauración democrática", en el que caben "todas las fuerzas que quieren resistir" al gobierno de Franco. "Queremos convertirnos en los fiscales observadores y monitorear a los nuevos ministros", comentó Lugo, quien remarcó que buscarán la "restitución del orden democrático" y que promueven y apoyan una resistencia ciudadana pacífica. La mayoría de la decena de colaboradores que acudieron a la reunión con Lugo son ministros y secretarios de su Ejecutivo pertenecientes al Frente Guazú, que junto al Partido Liberal sostenía el Gobierno del destituido presidente.