Trípoli. Al menos dos miembros de las fuerzas de seguridad libias murieron ayer durante el asalto de un grupo de milicianos contra la sede del Gobierno en Trípoli, como pudo constatar Efe e informaron fuentes oficiales. Los dos cadáveres yacían en el suelo mientras continuaban los disparos por parte de los rebeldes, que emplearon armas pesadas en su asalto contra la sede del Ejecutivo libio. Al parecer los asaltantes protestaban por el impago de las indemnizaciones prometidas por las autoridades. Los funcionarios que se encontraban el edificio abandonaron el lugar tras el comienzo del ataque de los milicianos.

Todas las calles que rodean el edificio gubernamental fueron inmediatamente cerradas mientras los disparos se continuaban escuchando en los alrededores. El pasado abril se produjo un ataque de similares características contra la sede del Consejo de Ministros y por las mismas razones que el que tuvo lugar ayer, sin que se produjeran víctimas mortales.

Primer aniversario Coincidiendo con el primer aniversario del levantamiento popular libio, el pasado 17 de febrero, el Consejo Nacional de Transición (CNT) libio anunció el pago de indemnizaciones a todos los rebeldes que hubieran participado en la lucha contra las fuerzas del coronel Muamar Al Gadafi. Sin embargo, esta medida fue suspendida posteriormente debido al registro de irregularidades, según fuentes oficiales.

El pasado 14 de abril, después de que hubiera tenido lugar el primer ataque contra la sede del Gobierno, así como varios enfrentamientos entre milicias rivales en distintos puntos del país, el ejecutivo reconoció la existencia de dificultades para incorporar a las Fuerzas Armadas a las milicias que combatieron contra el derrocado régimen de Gadafi.

Tras la finalización del conflicto armado mantenido entre las fuerzas del antiguo régimen y las milicias rebeldes libias, entre febrero y octubre de 2011, las instituciones del Estado, incluidas la Policía y las Fuerzas Armadas, se disolvieron. Esta nueva situación favoreció a que las milicias impusieran en muchos casos su propia ley en las zonas que controlaban, en detrimento del Estado, que intenta ahora extender su influencia a todo el país.