londres. El Reino Unido ha entrado en su segunda recesión desde 2008 con una caída del PIB del 0,2% en el primer trimestre de 2012, lo que cuestiona la eficacia de la política económica del Gobierno para estimular el crecimiento. La Oficina nacional de estadísticas (ONS, por sus siglas en inglés) confirmó ayer los peores temores del Ejecutivo de coalición que lidera David Cameron al anunciar que la economía británica se contrajo de enero a marzo de 2012, en contra de los pronósticos oficiales. Esta contracción se suma a la registrada en el último trimestre de 2011, del 0,3%, lo que supone técnicamente la entrada en recesión.

Pese a la presión de la oposición laborista, que critica la estrategia del Gobierno, el primer ministro, David Cameron, insistió ayer en la necesidad de profundizar en los recortes del gasto público aplicados para reducir el déficit. "La situación es dura", reconoció Cameron ante el Parlamento, pero incidió en que había que "reequilibrar la economía" y enjugar la deuda estatal, que asciende a un 66% del PIB.

El ministro de Economía, el también conservador George Osborne, atribuyó a la crisis de deuda en la eurozona la ralentización de la recuperación económica en el Reino Unido. Osborne, que en su presupuesto general presentado en marzo rebajó los impuestos a las empresas y a las personas con los mayores ingresos para, según dijo, atraer la inversión, argumentó que este país perdería credibilidad "si dejara de pagar las deudas acumuladas durante años".

datos Los datos divulgados ayer, que se revisarán en las próximas semanas con más indicadores económicos, sorprendieron asimismo a la patronal de empresarios, que pronosticaba un leve crecimiento en el primer trimestre de 2012. "Son noticias decepcionantes, ya que nuestras encuestas indicaban una recuperación de la actividad y también de la confianza entre las empresas", declaró el director general de la Confederación de la industria británica, John Cridland.

Según la ONS, la contracción en el primer trimestre se debió al mayor descenso en tres años de la actividad del sector de la construcción, que cayó un 3%, y de la producción industrial, que se redujo un 0,4%. Además, el sector servicios, que contribuye con un 75% al PIB, creció un moderado 0,1%.

Los malos datos ha tirado por el suelo las previsiones optimistas tanto del Gobierno como del Banco de Inglaterra.