El Cairo. Las escasas esperanzas en que el plan de paz del mediador internacional Kofi Annan logre un alto el fuego en Siria se apagan por momentos, mientras los rebeldes amenazan con pasar a la ofensiva en 48 horas si el régimen no detiene la violencia.

El Ejército sirio debía retirarse ayer de las ciudades del país, como primer paso antes de que el jueves se abra una tregua que deberá ser respetada por todas las partes. Sin embargo, los activistas opositores denunciaron que las armas no han callado y que más de 70 personas murieron, entre ellas tres menores y cinco mujeres, principalmente en las provincias rebeldes de Homs y Hama (centro del país). Mientras que el ministro sirio de Exteriores, Walid al Mualem, anunció en Moscú la retirada de una parte de las tropas, los activistas difundieron vídeos que mostraban disparos y lanzamientos de proyectiles por las fuerzas leales al régimen de Bachar al Asad.

Según un activista en Idleb (norte del país) que se identificó como Abu Ahmed, el Ejército sirio abandonó la periferia de esa ciudad, donde hasta el lunes quemó casas y mató a civiles, y centró ayer la represión en esa provincia en las localidades de Yisr Shugur y Yabal Zauiya.

A la espera Pese a estas informaciones, el mediador Annan prefirió no arrojar la toalla y emplazó a esperar hasta el final del plazo concedido a Damasco para verificar si su propuesta ha fracasado. "Es evidente que el plan de paz no ha sido aplicado según el programa previsto, pero esto no significa que no pueda implementarse", señaló el mediador en una rueda de prensa en el aeropuerto de Hatay, en el sur de Turquía.

La posibilidad de que la iniciativa de paz naufrague -lo que según muchos analistas podría arrastrar al país a una guerra civil abierta- llevó al rebelde Ejército Libre Sirio (ELS) a elevar el tono y amenazar con pasar a la ofensiva en 48 horas si no hay un cese de la violencia.

En declaraciones a Efe, el portavoz del ELS en el interior de Siria, el coronel Qasem Saadedin, advirtió de que sus fuerzas "atacarán al régimen como nunca lo han hecho antes", si no se detienen las hostilidades. De la misma forma, Saadedin aseguró que hasta el momento su grupo -formado por desertores del ejército y civiles, pobremente equipado y con escasa coordinación entre sus unidades- ha tenido una función específicamente defensiva para proteger a los civiles, pero que pasará a golpear directamente intereses del régimen.

Además, los rebeldes negaron que Al Asad esté retirando a sus tropas, sino que simplemente ha cambiado a sus tanques de emplazamiento. Según Saadedin, que afirmó que su grupo "sigue comprometido con el alto el fuego pese a la violación escandalosa por parte del régimen", hoy fueron bombardeadas con artillería y tanques las ciudades de Deraa (sur) y Homs, además de las provincias de Rif Damasco, Idleb y Hama.

A esta escalada verbal se sumó el Consejo Nacional Sirio (CNS), el principal paraguas de los movimientos opositores, que aseguró que no descarta ninguna alternativa para detener el derramamiento de sangre, incluida la intervención armada. En una rueda de prensa en Ginebra, Basma Kodmani, responsable de relaciones exteriores del CNS, señaló que los opositores "siguen confiando en la misión de Annan", pero que si esta fracasa "ninguna opción debería ser descartada ni considerada inválida".