Madrid. Una joven afgana de 15 años ha sido torturada y encerrada por la familia de su marido durante medio año y tendrá que ser trasladada a un hospital de la India para recibir un tratamiento médico completo. Tras seis meses de duro cautiverio a manos de su familia política, Sahar Gul, en estado grave, tendrá que recuperarse "poco a poco" de las profundas secuelas físicas y psíquicas que le han quedado por las brutales palizas que sufrió por un único pecado: negarse a prostituirse.

Un responsable policial de la provincia de Baghlan, en el norte de Afganistán, asegura que los agentes la encontraron en el domicilio de su marido, Mohamed Azim, tras recibir una denuncia de los padres de la joven.

Cuando la vieron su estado era dantesco, estaba encerrada en un lavabo y presentaba signos de una tortura cruel y desmedida. Acto seguido fue ingresada en un hospital local, y el responsable, Gul Mohamed Wardak, contó que a la víctima le habían arrancado las uñas de las manos y tenía señales de quemaduras en diversas partes del cuerpo. De hecho, agentes de la policía admitieron que, dado el estado de la chica cuando la encontraron, "podría haber muerto" si la hubieran rescatado algo más tarde.

La víctima ha declarado a la policía que recibía palizas de su marido, el cual consiguió huir antes de que llegara la Policía, que sólo ha podido detener a la suegra y la cuñada de Gul.