El Cairo. La tensión en la plaza Tahrir creció ayer en medio de intentos vanos del Ejército de detener la violencia entre manifestantes, por un lado, y policía y matones, por otro, mientras la crisis política se agrava a cuatro días del inicio de los comicios legislativos. En el quinto día consecutivo de protestas contra la Junta Militar, tres carros blindados del Ejército entraron en la calle Mohamed Mahmud, epicentro de los choques, para cubrir el repliegue de la policía, que ha sido sustituida en parte por soldados. Sin embargo, la escasa presencia militar, que posibilitó una breve tregua, no fue suficiente para impedir que se reanudaran los enfrentamientos, después de que el martes decenas de miles de personas se manifestasen para exigir la renuncia de la Junta Militar en un ambiente predominantemente pacífico.
En las calles cercanas al reforzado Ministerio del Interior y a la plaza Tahrir, la policía ha colocado barreras y dispara gases lacrimógenos contra los manifestantes, quienes no dejan de lanzar piedras. A primeras horas de la noche, los baltaguiya (matones) hicieron acto de presencia en la calle comercial de Talaat Harb, que desemboca en Tahrir, y se enfrentaron con palos y armas blancas a los manifestantes. Así, los heridos no pararon de llegar en ambulancia, moto o incluso a pie hasta los improvisados hospitales de campaña de Tahrir, cada vez más llena de tiendas de campaña y de personas dispuestas a resistir los ataques de las fuerzas de seguridad.
Humo cancerígeno En coincidencia con el llamamiento de la ONU a que se investigue la represión de las protestas en Egipto, el Ministerio egipcio del Interior pidió a la Fiscalía que estudie las acusaciones contra la policía por el uso excesivo de la fuerza. El titular de Sanidad, Amro Helmy, elevó ayer la cifra de fallecidos a 33 y reconoció que varios de ellos murieron por heridas de bala. Helmy agregó que su ministerio está analizando los gases lacrimógenos empleados por la policía después de recibir denuncias de que son más fuertes de los utilizados habitualmente para dispersar las protestas.
Según pudo comprobar Efe en el lugar, se están empleando botes de gas CS, en algunos casos caducados desde hace más de tres años. El ministro de Sanidad restó importancia a este asunto diciendo que el uso de gases caducados no significa que estos sean cancerígenos, sino que han perdido "eficacia".
Sin embargo, uno de los doctores voluntarios en Tahrir, Amro Murada, explicó que se han encontrado botes de gases que están prohibidos en Estados Unidos por sus efectos secundarios y cancerígenos. Esa situación también fue denunciada por la organización Human Rights Watch, que recogió testimonios sobre cómo las fuerzas del orden apuntan a la cara de los civiles cuando disparan pelotas de goma o utilizan fuego real. Incluso el imán de la institución de Al Azhar, la más prestigiosa del islam suní, Ahmed Mohamed el Tayeb, pidió ayer a la policía que no abra fuego contra los manifestantes.