El Cairo. El Gobierno egipcio presentó el domingo a la noche su dimisión a la Junta Militar que dirige el país, en medio de las violentas protestas que tienen lugar en Egipto, según informó ayer el Consejo de Ministros en un comunicado. "Por las dificultades que está atravesando el país actualmente, el Gobierno va a asumir sus funciones hasta que el Consejo de las Fuerzas Armadas tome una decisión al respecto", agregó. Sin embargo, según un portavoz de uno de los partidos presentes en el Ejecutivo, que pidió no ser identificado, la cúpula castrense aún no ha aceptado la renuncia del gobierno en pleno, por lo que ésta aún no se hará efectiva.
El Consejo de Ministros sostiene que "sigue con mucho interés el desarrollo lamentable de los acontecimientos que vive Egipto" y que ha causado la muerte de decenas de personas hasta ahora y miles de heridos. "El gobierno asume su responsabilidad política, expresa su lamento por estos sucesos dolorosos y, partiendo de este sentimiento, presentó ayer su dimisión y lo puso a disposición del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas", señaló la nota. "Llamamos a los ciudadanos a controlarse y tranquilizarse para recuperar la estabilidad del país y para allanar el camino del primer paso democrático, que es la celebración de las elecciones legislativas en su fecha", es decir, a partir del 28 de noviembre, recalcó el Ejecutivo. De todas maneras el viceprimer ministro, Ali al Selmy, aclaró que "el mantenimiento de los comicios es una decisión del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas".
Violencia Todo esto sucedía mientras la violencia se instalaba definitivamente en el centro de El Cairo, donde al cierre de esta edición proseguían los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden que, sólo en tres días, han dejado un total de 23 muertos.
En los alrededores de la plaza Tahrir, miles de manifestantes respondieron con piedras a los gases lacrimógenos, balines y pelotas de goma que disparaban los agentes de seguridad aunque por momentos se dieron pequeñas treguas que no tardaron en romperse. Un amplio número de policías custodiaba el Ministerio del Interior, en tanto el principal foco de tensión seguía siendo la calle que lleva a este edificio gubernamental desde Tahrir. De allí procedían muchos de los disparos que durante el día se escucharon en la plaza, epicentro de la Revolución del 25 de Enero, que volvió a ser tomada por un creciente número de manifestantes. El responsable de seguridad en el Ministerio del Interior, Sami Sidhom, dijo ayer que quienes alimentan los disturbios en la plaza Tahrir de El Cairo "no son los activistas sino los baltaguiya (matones)". "Nosotros intervenimos contra los baltaguiya que están infiltrados entre los manifestantes. Los manifestantes tienen todo el derecho a protestar", insistió Sidhom, quien acusó a los matones de atacar a la policía y de romper la tregua alcanzada. Sin embargo, el activista Mahmud Afifi, del Movimiento 6 de Abril, negó la existencia de infiltrados en sus filas y cuestionó que las fuerzas del orden puedan distinguirlos al perpetrar sus ataques.
Los insurrectos Dentro del heterogéneo grupo de manifestantes hay muchos menores de edad y también ultras de los principales equipos de fútbol del país, con sed de venganza por peleas pasadas con la Policía, sostuvieron a Efe varios de los participantes en las protestas. En la plaza, se han levantado nuevas tiendas y se han instalado hospitales de campaña, después de que el domingo las fuerzas del orden irrumpieran en la zona para quemar las que había.
Los centros médicos improvisados se han convertido en un ir y venir continuo de personas que presentan desde síntomas de asfixia hasta heridas por balines, explicó el médico Mohamed Reda.
Según las últimas cifras proporcionadas por el Ministerio de Sanidad, al menos 23 personas han fallecido y más de mil han resultado heridas desde que estallaron las protestas el sábado pasado. Entonces, la chispa que prendió el fuego fue el desalojo de un grupo de familiares de víctimas de la revolución que habían acampado y participado el día anterior en una marcha multitudinaria que exigía a los dirigentes castrenses abandonar el poder.
La Junta Militar, liderada por el mariscal Husein Tantaui y que dirige el país desde la caída de Mubarak, ha garantizado el traspaso de poder a los civiles sin precisar una fecha, como le exigen los manifestantes. La próxima marcha ha sido convocada por varios partidos y movimientos para hoy mismo y en ella se pedirá además que se acepte la dimisión del gobierno de Esam Sharaf por su gestión de los disturbios.