el cairo. Las autoridades de Damasco se comprometieron ayer ante los países árabes a cesar la violencia y liberar a los detenidos durante las protestas contra el régimen, aunque los grupos opositores sirios dudan del cumplimiento de estas promesas.

La hoja de ruta trazada por una comisión ministerial de la Liga Árabe recibió la aprobación del Gobierno sirio, que también aceptó abrir sus fronteras al escrutinio de observadores árabes y de la prensa internacional.

La aceptación del plan llegó precedida de 24 horas de suspense, después de que Damasco emitiese un escueto comunicado el martes en el que reconocía haber alcanzado un acuerdo.

Finalmente, el presidente de la comisión mediadora árabe, el ministro catarí de Exteriores, Hamad bin Yasem al Zani, compareció ante la prensa para leer la hoja de ruta y lanzar una advertencia: la única garantía válida por parte de Siria es la inmediata implementación del plan para acabar con la crisis.

Si no lo hace así, amenazó Al Zani, los países árabes volverán a reunirse para tomar medidas contra el país liderado por Bashar al-Asad. Además del cese de toda represión violenta y de la liberación de los detenidos, el plan estipula el repliegue de ciudades y barrios del país de "toda presencia armada".

A medida que se logre un progreso "palpable" en el cumplimiento de los compromisos, la comisión ministerial árabe abrirá consultas con las autoridades y la oposición para preparar la celebración de una conferencia de dialogo nacional que tendrá lugar dentro de dos semanas.

Ante la presión internacional, Damasco recibe así un balón de oxígeno gentileza de sus vecinos árabes, que desean evitar a toda costa una eventual intervención extranjera y son muy conscientes de la vital importancia estratégica de Siria. Como reconoció ante los periodistas el secretario general de la Liga Árabe, el egipcio Nabil al Arabi, la iniciativa de que ha emprendido este organismo tenía un propósito fundamental: "encontrar una solución árabe a la crisis".

El embajador sirio Yusef Ahmed declaró ante la Liga Árabe que "Siria siempre ha rechazado la violencia y el derramamiento de sangre siria, y siempre ha invitado al diálogo nacional para salir de la crisis, y que la patria recupere su estabilidad e inicie el proceso de reformas".

Como era previsible, la oposición siria en el exilio recibió con escepticismo el anuncio del cese de la violencia, que no es el primero desde el comienzo de la represión. El pasado 18 de agosto, Al Asad ya aseguró en una llamada telefónica al secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, que había detenido las operaciones de sus fuerzas de seguridad contra civiles.