Dublín. Más de tres millones de irlandeses están llamados hoy a las urnas para elegir a un presidente de la República para los próximos siete años al que se pide sobre todo que ayude al país a salir de una de sus peores crisis económicas. El empresario independiente Seán Gallagher parece el claro favorito.
El ganador de estos comicios sucederá en el cargo a Mary McAleese, quien ha permanecido en este puesto durante dos mandatos consecutivos (1997-2011), el máximo permitido por la Constitución de la República de Irlanda.
Con un índice de paro de en torno al 14% y unas finanzas nacionales intervenidas por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el próximo presidente irlandés también deberá desplegar unas dotes de liderazgo que generen autoestima en casa y confianza en el exterior.
Así, los siete candidatos no han dejado durante la campaña de hacer referencias a su capacidad para reconducir la situación, a pesar de que el cargo es principalmente representativo y ceremonial.
Aunque ninguno tiene un pasado relevante en el mundo de las finanzas, todos hablan con soltura sobre temas económicos y prometen trabajar para traer inversiones a Irlanda, proponer medidas que incentiven el empleo o lavar la imagen del país ante otros jefes de Estado.
El que más se acerca a ese perfil es el candidato independiente y favorito en las encuestas Séan Gallagher, un conocido y joven empresario que, no obstante, nunca ha desempeñado un cargo institucional con responsabilidades económicas. A pesar de contar con una significativa ventaja hasta este lunes, según las encuestas, el apoyo hacia Séan Gallagher, de 49 años, podría haberse reducido después de los duros ataques lanzados en su contra por sus rivales, que lo acusan de tráfico de influencias.
El empresario, famoso por sus apariciones en un programa de telerrealidad, ha sido acusado de recibir un préstamo sin intereses de 82.000 euros, algo ilegal en Irlanda, y de canalizar donaciones para el gobernante Fianna Fáil, partido al que estuvo vinculado en el pasado.
De acusar el golpe, el gran beneficiado sería el candidato del Partido Laborista, Michael D. Higgins, que a sus 70 años es el más veterano y a quien en un sondeo este lunes obtenía un apoyo del 25%, un 15% menos que Gallagher.
Tampoco los aspirantes han generado entusiasmo entre el electorado, aunque la campaña ha sido seguida con gran interés porque se ha demostrado que casi todos tienen esqueletos en sus armarios.
El que más ideológico se ha mostrado es Martin McGuinness, candidato del Sinn Fein, ex ministro principal norirlandés y antiguo dirigente del inactivo IRA, quien sabe, además, que la política económica radical izquierdista de su formación despierta recelos entre parte de los irlandeses.
McGuinness ha revelado que su único salario mensual proviene del Sinn Fein (unos 1.800 euros), al tiempo que ha prometido que, si resulta elegido, renunciará a la paga de 249.014 euros anuales que recibiría como presidente para reducirla a unos 35.000 euros, el salario medio en Irlanda.
Gallagher, por su parte, se ve capaz de "trabajar con la gente" para crear una nueva Irlanda de "comunidades cohesionadas", con "espíritu empresarial" y "con inclusión".
Le sigue en las encuestas el candidato laborista Michael D. Higgins, el más veterano con 70 años, quien, en sintonía con su partido, socio minoritario en el Gobierno, se presenta como alguien capaz de crear un nuevo modelo económico y social y sacar al país de la crisis.
La misma estrategia ha seguido el aspirante del gobernante Fine Gael (FG), Gay Mitchell, sin opciones a la victoria por su falta de carisma y la desidia mostrada por su partido para respaldarlo con toda su maquinaria electoral.
Los irlandeses no le votarán, a pesar de que el Ejecutivo de coalición entre conservadores y laboristas ha logrado tras apenas nueve meses en el poder ganarse los elogios de la UE y el FMI por cumplir con las condiciones del rescate de Irlanda, cuantificado en 85.000 millones de euros.
La lista de candidatos la completan los independientes Mary Davis, la exeurodiputada y ganadora de Eurovisión Dana Rosemary Scallon y el senador David Norris, quien hasta hace tres semanas era el favorito para convertirse en el primer presidente abiertamente gay.
Sus campañas han estado plagadas de mensajes sobre la economía con eslóganes como "Orgullo en casa. Respeto afuera" (Davis), "Poniendo a Irlanda primero, un presidente en el que se puede confiar" (Dana) o "Cambiando Irlanda a mejor" (Norris).
El que gane las elecciones presidenciales encontrará un país que espera consolidar su recuperación durante el próximo año, cuando el Banco Central Irlandés (ICB) espera que el Producto Interior Bruto (PIB) crezca un 1,8%, por encima del 1% previsto para este año.