Ginebra/el cairo. La represión gubernamental en Siria ha causado al menos 2.600 muertos, reveló ayer la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay. "De acuerdo con fuentes fiables sobre el terreno, el número de los asesinados en ese país desde el inicio de las manifestaciones, a mediados de marzo, ha alcanzado al menos los 2.600", dijo en la sesión inaugural del Consejo de Derechos Humanos.
Las protestas civiles contra el régimen de Bachar al Asad ya duran seis meses en Siria, donde se impide la entrada de observadores de DDHH y de la prensa internacional.
Al referirse a la situación de Siria, la responsable de la ONU abogó por un esfuerzo internacional destinado a proteger a los civiles en situaciones de violencia.
Pillay mencionó en su discurso las informaciones "extremadamente alarmantes" que provienen de Libia y que dan cuenta de "violaciones brutales, incluidas ejecuciones sumarias y desapariciones". Y agregó que la situación de los inmigrantes de origen africano en Libia es otro motivo de preocupación, debido a que suelen ser tomados por mercenarios contratados por Gadafi.
"En situaciones de transición o de protestas debe haber contención" y "por eso llamo a quienes tienen autoridad a que actúen para prevenir los actos criminales", señaló Pillay. Entre tanto, al menos 22 personas murieron ayer en varias provincias de Siria por la represión de las fuerzas de seguridad del régimen de Al Asad, según denunció el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. 18 de los muertos se registraron en la provincia de Hama: 3 en Mork, 4 en Kafr Nabusa y 11 en Kanaz, Zinzon y Kafr Citi.