madrid. El accidente registrado en la planta de Marcoule, en el sureste de Francia, es "muy preocupante" por la "gran peligrosidad" de los residuos radiactivos que allí se manejan, dijo el responsable nuclear de Greenpeace España, Carlos Bravo.
Según el experto, la central de Marcoule almacena los residuos de la experimentación militar encaminada a construir la bomba atómica francesa y reactores experimentales como los fénix y los ungg, de grafito. "Son reactores rápidos, reproductores, con combustible de plutonio, ligados a la experimentación militar de las que se sabe poco pero que han resultado un fracaso comercial por su peligrosidad", apuntó Bravo.
Aunque reconoció que hay poca información sobre el accidente, Bravo aseguró que su organización está al tanto desde hace tiempo del tipo de trabajo que se desarrolla en Marcoule, involucrada en el desmantelamiento de instalaciones nucleares y en la gestión de residuos.
"El accidente ya ha sucedido, y ahora es muy difícil que sepamos qué va a suceder, pero el riesgo potencial es muy grande, por el gran volumen de residuos de plutonio que proceden de experimentos militares", apuntó.
El responsable de la campaña nuclear de Ecologistas en Acción, Francisco Castejón, ratificó sobre Marcoule que es un complejo de tratamiento de residuos y de investigación, donde además se desarrolla el programa francés de reciclaje de residuos radiactivos. "Son actividades muy contaminantes y de una peligrosidad de la que ya habíamos alertado", declaró Castejón, físico nuclear e investigador.
Según Castejón, este incidente "viene a darnos la razón" y "pone en entredicho el programa reciclado de combustible" nuclear en el que se fundamenta la industria.
Con las actuales reservas de uranio, entre 40 y 150 años, según su procedencia, y con el actual ritmo de consumo, un 6% de la energía primaria del mundo, el reciclado se presentaba como la "tecnología estrella" para apuntalar la industria, explicó.
Del riesgo inmediato o a corto plazo que represente para España este accidente, Castejón reconoció que no hay indicios de fuga radiactiva masiva, pero subrayó que, como se ha demostrado, "la radiactividad no respeta fronteras".