Nairobi. La ONU declaró ayer oficialmente el estado de hambruna en dos regiones del sur de Somalia, Bakool y Baja Shabelle, algo inédito en este país durante los últimos veinte años, y pidió a la comunidad internacional algo más de 210 millones de euros para "salvar vidas". También las principales ONG han iniciado una campaña de recogida de fondos para paliar la grave hambruna causada por la sequía, los conflictos y los elevados precios de los alimentos, que afecta a 10 millones de personas en África, sobre todo Somalia y Etiopía, por lo que centenares de miles huyen a países vecinos.

"Cada día que nos retrasemos en prestar asistencia es, literalmente, cuestión de vida o muerte para los niños y sus familias en las áreas afectadas por la hambruna", aseguró el coordinador de Asuntos Humanitarios de la ONU para Somalia, Mark Bowden.

Casi la mitad de la población somalí, unos 3,7 millones de personas, está en una situación de crisis humanitaria, de los cuales 2,8 millones residen en el sur, indican los datos facilitados por las Naciones Unidas.

La ONU aclaró que una hambruna se declara técnicamente cuando se combinan las siguientes variables: el índice de malnutrición aguda entre los niños supera el 30%, más de dos personas -por cada 10.000 habitantes- mueren al día y la gente carece de acceso a alimentos y otras necesidades básicas.

Bowden remarcó que en Somalia los índices de malnutrición "son actualmente los más altos del mundo", y precisó que en algunas zonas se registran más de seis muertes diarias, por cada 10.000 habitantes, de niños menores de cinco años. Además, las áreas más afectadas del sur de Somalia albergan a unos 310.000 niños que sufren malnutrición aguda. "Somalia -insistió el coordinador- afronta su peor crisis alimentaria de los últimos veinte años. Los próximos dos meses son cruciales. Es el momento de llevar a cabo una acción excepcional".

El sur de Somalia se halla, prácticamente en su totalidad, bajo el control de la milicia integrista islámica Al Shabab -vinculada a Al Qaeda-, que el pasado día 5 levantó el veto impuesto en 2010 a las organizaciones humanitarias para operar en sus dominios. El coordinador humanitario admitió que el sur somalí "está ampliamente controlado por Al Shabab", pero aseguró que los empleados de Naciones Unidas cuentan con garantías de "seguridad sobre el terreno" y con el "apoyo de las comunidades locales".

La desesperación de muchos somalíes ha llevado a unos 166.000 a escapar del hambre y la miseria y buscar refugio en países como Kenia y Etiopía, de los que 100.000 emprendieron la huida a partir de mayo, según la ONU. Muchas de esas familias somalíes buscan cobijo en el campo de refugiados de Dadaab (este de Kenia), considerado el mayor del mundo y diseñado para 90.000 personas, pero que actualmente acoge a cerca de 400.000 refugiados.

La sequía que azota al Cuerno de África y sus devastadores efectos mantienen contra las cuerdas a unos 11 millones de personas de la región, coinciden en señalar las Naciones Unidas y las organizaciones no gubernamentales de ayuda humanitaria. No obstante, la ONU no prevé que la hambruna se extienda más allá de Somalia en la región, pese a la situación de grave crisis alimentaria que padecen el sur de Etiopía y el norte de Kenia.