Estambul. Los islamistas moderados del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, revalidaron ayer una cómoda mayoría absoluta en las elecciones generales celebradas en Turquía, que transcurrieron con normalidad y con la economía como tema principal. Casi finalizado el recuento de los votos, su formación, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), obtenía más de la mitad de los sufragios (50,3%), lo que se traduce en 326 diputados, lejos de la barrera de los 367 escaños que le permitirían reformar la Constitución del país sin apoyos parlamentarios.
El segundo partido más votado fue el Partido Republicano del Pueblo (CHP, laico y socialdemócrata), con un 25,8% de los votos, seguido del Partido de Acción Nacionalista (MHP), con un 13,1%, y de los independientes agrupados en el Partido de la Paz y la Democracia (BDP), kurdo, con un 6,2%. Estas cuatro formaciones estarán representadas en el Parlamento de 550 diputados en la próxima legislatura de cuatro años, durante la que Erdogan quiere redactar una nueva Constitución más acorde con la Turquía moderna que la heredada de los militares en los años ochenta del pasado siglo.
No obstante, estos datos indican que Erdogan, de 57 años, deberá renunciar a plasmar el sueño de crear un Estado presidencialista al estilo francés en la nueva Carta Magna y que ahora deberá consensuar con otros partidos parlamentarios y someterla a un referéndum popular. El resultado de ayer, bueno para los islamistas moderados aunque insuficiente, se debe al ascenso tanto de los socialdemócratas del CHP, que podrían pasar de 112 diputados a 135, como de los nacionalistas kurdos del BDP, que aumentan 15 escaños (de los 20 actuales a los 35 logrados ayer).
El crecimiento económico de los últimos años ha posibilitado la tercera mayoría absoluta de Erdogan, pero su retórica nacionalista en los últimos tiempos ha dañado su popularidad entre los votantes kurdos, que ayer lo castigaron claramente en las urnas. En las provincias del sudeste, donde se concentra la población kurda, el AKP ha visto reducir su voto considerablemente en beneficio del BDP. Asimismo, su principal rival en la oposición, Kemal Kilicderoglu, que dirige desde 2010 el centroizquierdista CHP, ha logrado modernizar esta formación, librándola de la carga del militarismo golpista del pasado y aceptando los valores democráticos occidentales.
Tema dominante La economía y el reparto del bienestar entre la población turca han dominado la tercera cita consecutiva con las urnas de Erdogan y de su partido, fundado en 2001 por él y el actual presidente de la República Turca, Abdullah Gül. El milagro económico de Turquía en la última década es palpable con un crecimiento del 8,9% en 2010, aunque no ha repercutido tanto en algunos sectores como los campesinos y los trabajadores de la industria.
Como botón de muestra, el desempleo bajó en marzo al 11,5% de la población activa, frente al 14,4% del mismo mes del año anterior. Salvo en los sectores más suspicaces del laicismo turco, ha quedado prácticamente olvidada la supuesta "agenda secreta" de Erdogan para islamizar Turquía, cuyo temor era amplio en las elecciones de 2007. Otros logros que supieron reconocer ayer en las urnas los electores al dirigente turco, aparte de salvar de la ruina económica al país, es la neutralización del otrora muy influyente estamento militar.
Como recordaba ayer un votante crítico a Erdogan, el 20% de la cúpula castrense está entre rejas por casos relacionados con intentos fracasados de golpismo recogidos en el caso judicial Ergenekon. Sin embargo, la política exterior ha jugado una baza secundaria en la campaña, aunque el acercamiento o rechazo de Turquía a la Unión Europea ha estado en la mente no solo de los partidos políticos sino también entre los electores más conscientes de la proyección hacia el exterior de la política gubernamental.