Londres. Kate McCann, la madre de Madeleine, la niña británica desaparecida hace ahora cuatro años en Portugal, revela en un libro la angustia que provocó en ella deseos suicidas y la profunda depresión que estuvo a punto de destruir su matrimonio.

Madeleine tenía tres años cuando desapareció del apartamento de la localidad sureña portuguesa de Praia da Luz, donde la habían dejado sus padres durmiendo junto a sus dos hermanos mientras el matrimonio cenaba con unos amigos en un restaurante próximo.

En su nuevo libro, titulado simplemente "Madeleine", del que el dominical The Sunday Times publicó ayer algunos extractos, Kate McCann cuenta la historia de la desaparición de la pequeña y revela la angustia sufrida no sólo por su ausencia sino por los rumores que comenzaron a correr inmediatamente poniendo en duda la versión de los padres.

Mientras circulaban rumores de gente que no la conocía pero que la describía como una mujer "fría e incapaz de emocionarse", Kate McCann sufría ataques nerviosos ante los amigos que viajaron a Portugal para acompañarla. "De alguna forma, el hecho de infligirme daño físico parecía la única forma de escapar al dolor que sentía internamente", escribe también Kate McCann, que dice haber tenido visiones de su hija "yaciendo fría sobre una lápida gris".

McCann confiesa que la desaparición de la pequeña la obsesionó y la hizo imaginarse las cosas más terribles para exasperación de su marido, cuya capacidad de "desconectar" le parecía manifestar una insensibilidad insoportable.

"Pasó mucho tiempo antes de poder sentir placer alguno. No quería ver televisión, leer un libro, escuchar música...¿Cómo iba a poder sentir placer si me faltaba mi hija?", dice McCann, que ha escrito el libro para seguir financiando su campaña "Encontrar a Madeleine". A los McCann les gustaría que el Gobierno británico instase a los portugueses a reabrir el caso.