roma. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, reconoció que "dio dinero" a la joven Kharima Ruby El Mahroug, la principal testigo del proceso interpuesto contra el mandatario por prostitución de menores y abuso de poder, para que "no se prostituyese".

El Cavaliere sostuvo que ayudó a Ruby para que tuviera también "la posibilidad de entrar en un centro estético con una amiga" y que la joven le dijo que necesitaba un láser de depilación de 60.000 euros. Además, Berlusconi declaró que pidió a su contable, Giuseppe Spinelli, que le diera ese dinero a Ruby para "no obligarla a ejercer la prostitución", según recogió el diario La Repubblica.

El primer ministro habló así a los periodistas que le esperaban a las puertas de la sede del Tribunal de Milán, donde se celebró la segunda audiencia del caso Mediaset, otro proceso contra el mandatario por fraude fiscal en la compraventa de derechos de películas estadounidenses. El Cavaliere declaró antes de entrar en el tribunal que "existe una magistratura que trabaja contra el país" ante los seguidores que se concentraron en el lugar para mostrar su apoyo al premier.

Berlusconi destacó que "en un país civilizado las escuchas no pueden ser utilizadas en un proceso porque pueden ser manipuladas", en referencia a las interceptaciones realizadas por la Fiscalía de Milán en las investigaciones sobre el caso Ruby a los teléfonos de las 43 jóvenes que habrían participado en las fiestas del mandatario en sus villas.

Con respecto al caso que se presentó ayer, Berlusconi recordó que no hay pruebas en su contra sino "puras invenciones abstractas" y sostuvo que "no será condenado ni siquiera en sueños". Además, afirmó que no cree "que hará declaraciones espontáneas, a no ser que los jueces digan demasiadas cosas graves" durante la audiencia, lo que le obligaría a "intervenir".

Los jueces comenzaron la vista del proceso Mediaset revocando la declaración de rebeldía proclamada en la primera audiencia, celebrada en febrero. El Cavaliere está imputado en este proceso junto a otros nueve acusados más, entre ellos el director de Mediaset, Fedele Confalonieri, y el productor estadounidense Frank Anagrama.