Tokio. Unos 400 operarios trabajan en la central de Fukushima Daiichi sujetos a una rígida disciplina, que los mantiene ocupados desde las seis de la mañana, alimentados con raciones de supervivencia y sin contactar con sus familias.

Los trabajadores de TEPCO y los subcontratados por la operadora de la planta viven de comida deshidratada y agua mineral, bienes que a veces hay que racionar, indicó a la agencia local Kiodo un funcionario de la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón.

Tras tomar un parco desayuno de galletas saladas y zumo de frutas, los operarios se dirigen a sus puestos en la central, un peligroso lugar en el que se exponen a altas radiaciones y accidentes.

Los operarios pasan una frenética jornada en la que intentan estabilizar los reactores, llevar la electricidad y poner en funcionamiento los sistemas de refrigeración, mientras los problemas de filtraciones se multiplican.

Kazuma Yokota, de la Agencia de Seguridad Nuclear, que compartió con los trabajadores cinco días en la central, dijo que en ocasiones los empleados tuvieron que racionar el agua por falta de suministros.

Antes de descansar en dormitorios improvisados en salas de conferencia o vestíbulos, los trabajadores toman una cena compuesta por arroz deshidratado y una lata de carne en conserva por persona.

Para aislarse de la radiación del suelo mientras duermen, despliegan láminas que contienen plomo antes de extender sus mantas, mientras que a diario sufren unas radiaciones en el interior de las instalaciones de la central de entre 2 y 3 microsievert, cuando 5 es el límite recomendado por el Gobierno nipón.

La mayoría de los trabajadores son reemplazados por otros tras una semana dedicados a esa dura rutina en la central nuclear, durante la cual tampoco pueden contactar con sus familias.