saná. El presidente yemení, Alí Abdulá Saleh, está dispuesto a abandonar el cargo, que ocupa desde hace 32 años, tras organizar las elecciones parlamentarias previstas para enero de 2012, pero se niega a entregar el poder sin saber quién le sucederá, según indicó ayer un asesor. Durante la jornada, Saleh advirtió del peligro de una guerra civil si se diera un golpe de Estado.
"El presidente Alí Abdulá Saleh dijo que entregará el poder mediante elecciones (parlamentarias) y la formación de instituciones democráticas a finales de 2011 o enero de 2012", señaló el secretario de prensa presidencial, Ahmed al Sufi.
Sin embargo, la oposición rechazó rápidamente esta propuesta, mientras se sucedieron en las calles las manifestaciones contra el régimen, que fueron duramente reprimidas por las fuerzas de seguridad.
Saleh advirtió a los comandantes del Ejército de que podría haber una guerra civil en el país por los esfuerzos para lo que calificó de "golpe" contra su régimen. "Aquellos que quieren ascender al poder mediante golpes deberían saber que esto está fuera de toda duda. La patria no será estable, habrá una guerra civil, una sangrienta guerra civil", señaló en un discurso, subrayando que "deberían considerar cuidadosamente esto".
advertencia En otro discurso a líderes tribales en Saná, muchos de los cuales dijeron apoyar a los manifestantes, el presidente reiteró su advertencia de guerra civil y añadió que el país podría enfrentarse a su desintegración. "Tenéis una agenda para derribar el país, el país será dividido en tres en lugar de dos mitades. Una parte sur, una parte norte y una parte media. Eso es lo que están buscando los desertores contra la unidad", denunció, en referencia a los rebeldes chiíes del norte y a los milicianos de Al Qaeda operativos en el país.
Asimismo, insistió en que la institución militar es "estable", un día después de el "número dos" del Ejército anunciase que se unía a los manifestantes. Sobre éstos, el presidente yemení dijo que "los jóvenes de la revolución son víctimas de fuerzas políticas antiguas, cuyo objetivo es el poder y después de que lleguen al poder, renunciarán".
Pero más tarde Saleh se mostró "interesado en los problemas" de los jóvenes y ofreció a este colectivo iniciar un diálogo "transparente y abierto", según informó ayer la agencia de noticias oficial Saba.
La agencia, que citó a una fuente de la Presidencia, pidió a los jóvenes que se adhieran a este diálogo para "anteponer los intereses de la nación e ignorar los intereses partidistas". "El presidente Saleh considera las acciones de los jóvenes como una renovación del espíritu de la revolución yemení y del sistema democrático multipartidista", añadía la nota oficial.
Mientras tantos, varios guardias presidenciales leales al presidente de Yemen rodearon ayer un cuartel de la Fuerza Aérea en la ciudad costera de Hudaida después de que su comandante expresase su apoyo a los manifestantes. Un testigo dijo, sin embargo, que no se habían producido enfrentamientos.