Era el político más popular de Alemania, barajado incluso como próximo canciller. Pero la meteórica carrera del ministro alemán de Defensa, Karl-Theodor zu Guttenberg, pegó un frenazo en seco al dimitir ayer, envuelto en un escándalo de plagio de su tesis doctoral. "Es la decisión más dolorosa de mi vida", dijo en una breve comparecencia en la sede de su Ministerio en Berlín. La renuncia representa un duro revés para el gobierno de centroderecha de la canciller Angela Merkel, que tenía en Guttenberg a una de las grandes promesas de la política alemana y que lo necesitaba especialmente en un año en el que se celebra un maratón de siete comicios electorales. "Lamento profundamente la decisión, aunque la comprendo y la respeto", dijo la canciller, que tardó casi tres horas en hacer declaraciones. "Guttenberg supo llegar al corazón de las personas". Merkel aseguró que la noticia la sorprendió, aunque dijo entender las dudas del sector científico. "Como mucha gente de este país, estoy muy apenada", añadió.

El ministro conservador contaba con muchas papeletas para acabar siendo jefe de gobierno de la primera potencia económica europea y aspiraba también a convertirse en líder de la Unión Cristiano Social (CSU), hermana de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel. La canciller se enfrenta ahora a la difícil tarea de encontrar un sucesor para uno de los ministerios más complicados y además, ha de hacerlo de mala gana, pues hasta el lunes se había aferrado a Guttenberg, a quien en todo momento apoyó y defendió. Hasta ayer no pareció tomar en serio las críticas que llegaban no solo de la oposición, sino desde dentro de sus filas. Ni siquiera reaccionó cuando más de 30.000 doctorandos y académicos de Alemania le hicieron llegar una carta abierta el lunes en la que protestaban contra la postura del gobierno y le exigían que explicara por qué mantenía a un ministro que había perdido toda credibilidad al copiar amplios fragmentos de su tesis.

el ministro mejor valorado Guttenberg, de 39 años, era el ministro mejor valorado de Alemania y junto a su mujer Stephanie -descendiente del legendario canciller Otto von Bismarck-, el rey de la prensa del corazón. "Me da mucha pena, era el único político en el que creía", dijo un ciudadano ante las puertas del Reichstag en Berlín. Según una encuesta realizada por el canal de televisión privado N-TV, al menos un 78% de los alemanes no está de acuerdo con la decisión.

Guttenberg, vástago de una familia de rancio abolengo del sur de Alemania, destacaba por su cuidada retórica, su dinamismo, su inmaculada presencia y sus convincentes respuestas. De desconocido diputado de la CSU especializado en relaciones germano-estadounidenses, pasó a ser secretario general de su partido en 2008 y un año después sorprendió a todos al suceder al ministro de Economía, Michael Glos.

Con el cambio de gobierno, a finales de ese año, se hacía con la cartera de Defensa y emprendía la más ambiciosa reforma de las Fuerzas Armadas alemanas en las últimas décadas. Su fama sufrió un primer golpe a raíz del escándalo del buque escuela alemán Gorch Fock, en el que se cometieron graves irregularidades y que por ello, navega desde Sudamérica de regreso a su país. Pero el golpe mortal llegó cuando hace dos semanas, el diario de Munich Süddeutsche Zeitung sacó a la luz que el ministro superestrella había copiado de otros autores una parte importante de su tesis doctoral. Primero tachó esas críticas de "abstrusas".

ministro de "autodefensa" Cuando la presión de los medios y de los rivales políticos aumentó, habló de "errores" y finalmente, pidió a la Universidad de Bayreuth que le retirara el título de doctor en derecho que le había otorgado con la máxima calificación, algo que el centro cumplió la semana pasada. Según distintos medios, Guttenberg copió al menos el 20% de su tesis aunque él insiste en que se trató de errores y no de plagio. Otros aseguran incluso que él ni siquiera escribió el trabajo, sino que otro lo hizo por él. De todos modos, en su comparecencia de ayer recalcó que no dimitió por el escándalo de su tesis en sí, sino porque el peso está recayendo ahora sobre los soldados, que nada tienen que ver con ello. "Siempre quise luchar, pero he llegado al límite de mis fuerzas", dijo, admitiendo "debilidades y errores" y asegurando que asume las consecuencias "que otros exigieron". "Les doy razón a mis rivales: no fui nombrado ministro de autodefensa, sino de Defensa".