WASHINGTON. "En los próximos años, Libia podría convertirse en una democracia pacífica o podría enfrentarse a una prolongada guerra civil", ha alertado Clinton, subrayando que "es mucho lo que está en juego". "Toda la región (de Oriente Próximo) está cambiando y una respuesta fuerte y estratégica estadounidense será esencial", ha resaltado.

Según Clinton, lo que está ocurriendo en Libia es un ejemplo de cómo tiene que emplear Washington su capacidad diplomática y defensiva así como la ayuda al desarrollo para "protegernos nuestros intereses y fomentar nuestros valores".

Este lunes, Estados Unidos comenzó a acercar a Libia buques de guerra y aviones y ordenó la congelación de bienes por valor de 30.000 millones de dólares, aumentando la presión sobre el dirigente libio, Muamar Gadafi. La Agencia para el Desarrollo Internacional estadounidense (USAID) va a enviar dos equipos humanitarios para que entreguen alimentos y medicinas a los libios que huyen hacia Túnez y Egipto.

"No estamos quitando de la mesa ninguna opción mientras el Gobierno libio apunte con sus pistolas a su propio pueblo", ha asegurado Clinton, que ayer discutió en Ginebra con varios homólogos sobre la situación en Libia.

La jefa de la diplomacia ha comparecido ante los representantes para defender el presupuesto de 47.000 millones de dólares propuesto por el presidente, Barack Obama, para el Departamento de Estado y USAID, lo que significa un 1 por ciento más con respecto a 2010.

Clinton ha defendido este presupuesto frente a los republicanos, que piden mayor austeridad. Abandonar las responsabilidades internacionales a menudo tiene costes a largo plazo, ha subrayado, como ocurrió en Afganistán cuando Estados Unidos "se marchó" al término de la Guerra Fría y con la salida de las tropas soviéticas.

"Ahorramos dinero a corto plazo, pero esos ahorros se produjeron a un coste indescriptible, un coste que seguimos pagando, diez años después, en dinero y vidas", ha resaltado.