GINEBRA. "Hasta el momento no hemos visto un éxodo enorme, pero estamos muy preocupados por los informes que estamos recibiendo sobre la violencia generalizada y la persecución a personas específicas, lo que podría provocar un éxodo significativo", dijo la portavoz de esta oficina, Sybella Wilkes, en una entrevista a Reuters.
En este contexto, la funcionaria ha indicado que ACNUR está elaborando planes de contingencia de cara a una posible emergencia humanitaria, aunque con un margen de maniobra muy reducido debido al bloqueo informativo impuesto por las autoridades libias. No obstante, ha señalado que la ubicación geográfica del país permite adelantar cuáles serán los movimientos de sus ciudadanos para abandonarlo.
"Podemos anticipar que una alta proporción huirá intentando salvar sus vidas, escapando de una persecución directa. Es posible que la gente esté tomando botes para intentar llegar a Europa. Entonces las opciones más viables son Túnez, Egipto y el Norte de Africa, a través del mar", consideró Wilkes.
Si bien, la portavoz ha reiterado el llamamiento hecho horas antes por la alta comisionada de esta agencia, Melissa Fleming, a los países africanos y europeos para que sean "flexibles" y acojan a los emigrantes libios en un "gesto humanitario", ya que la organización ha recibido "informes alarmantes" sobre gobiernos que están rechazando a otros refugiados al creer que son mercenarios de Gadafi.
"Refugiados africanos de Somalia, Etiopía y Eritrea nos han dicho que en estos momentos la situación es muy peligrosa para quienes tienen el rostro negro porque son confundidos con mercenarios procedentes de Libia", relató la mujer.
Según cifras de la agencia internacional, antes de que estallaran las protestas había más de 8.000 refugiados y 3.000 demandantes de asilo en Libia, procedentes de países como Chad, Eritrea, Irak, Somalia, Sudán y los territorios palestinos. Ahora unas 4.500 personas --en su mayoría tunecinos, argelinos y libios-- han abandonado el país rumbo a Túnez.