Brasilia. Río de Janeiro se encuentra sumida en una tensa calma tras varias jornadas de enfrentamientos a gran escala entre narcotraficantes y Policía, que se ha cobrado hasta el momento las vidas de 46 personas. Las fuerzas de seguridad brasileñas tienen puesto su objetivo en la barriada del Alemán, y emitieron ayer un ultimátum a los narcos para que depongan las armas y se entreguen, o de lo contrario se enfrentarán a un ataque militar inminente.
El portavoz policial, Mario Sergio Duarte, aseguró que las fuerzas de seguridad "no rectificarán su decisión de hacer que la calma regrese a Río", y advirtió de que la Policía "está a punto de alcanzar a los traficantes" que se esconden en el complejo de favelas de Alemao. "Así que quien quiera que desee entregarse, que lo haga ahora", apostilló en declaraciones recogidas por la televisión estatal TV Récord.
Un grupo de 800 hombres de la Brigada Paracaidista Militar fue designado para controlar todos los accesos a la favela de Vila Cruzeiro y al Complejo del Alemán, un conjunto de barriadas pobres del norte de Río, donde estarían escondidos narcotraficantes del Comando Vermelho (Comando Rojo).
El viernes, helicópteros de la Fuerza Aérea Brasileña se incorporaban a los operativos contra los cárteles de la droga que sembrado el pánico en algunas favelas de Río de Janeiro, mientras varios tanques continúan desplegados.