ANKARA. En declaraciones en exclusiva a la televisión pública turca TRT, Agca culpó al entonces prosecretario de Estado del Vaticano, Agustino Casaroli, de haber sido el cerebro que supuestamente orquestó el asesinato del papa.

El Santo Padre fue herido de gravedad por tres tiros de pistola por Agca en la mano, un brazo y el abdomen cuando viajaba en un vehículo abierto en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

"Definitivamente, el Gobierno del Vaticano estuvo detrás del intento de asesinato (del Papa). El cardenal Agustino Casaroli, el segundo hombre en el Vaticano, decidió esto", declaró Agca refiriéndose al "primer ministro" del Estado del Vaticano.

Agca insistió en que el encargo de atentar contra Juan Pablo II procedió del cardenal Casaroli, quien supuestamente dio la orden de ejecutarlo a través de un agente del Vaticano que identificó como el "Padre Michele".

"Hice prácticas para el ataque junto con el Padre Michele y otro agente del Vaticano. Me reuní varias veces con él e incluso fuimos a la Plaza de San Pedro para planear el atentado", afirmó Agca.

Agregó ante las cámaras de la televisión pública turca que ni la CIA norteamericana ni el KGB soviético ni ningún otro poder conspiró contra el Papa de origen polaco, aunque aseguró que se creó la pista soviético-búlgara para ayudar a hundir a la Unión Soviética.

Subrayó también que durante su encuentro de 22 minutos en la cárcel en Italia con el Santo Padre, en diciembre de 1983, éste no le preguntó nada sobre la autoría del atentado, porque según Agca, el jefe de la Iglesia católica "sabía muy bien que el Vaticano estaba detrás de ello".

Agca, de 52 años, pasó 19 años en la cárcel en Italia antes de que el presidente italiano, Carlo Azegli Ciampi, lo indultara en junio de 2000, pero fue entregado a Turquía, donde le esperaba condena perpetua por varios delitos cometidos cuando era miembro del grupo ultraderechista turco "Lobos Grises".

Entre otras fechorías, Agca fue hallado culpable de asesinar en febrero de 1979 en Estambul a Abdi Ipekci, editor del periódico de gran tirada izquierdista "Milliyet".

Pero tras cumplir seis meses de cárcel, logró fugarse con la ayuda de un activista de los "Lobos Grises" y juntos fueron a Bulgaria, entonces una de las bases de operaciones de la mafia turca.

El pasado 18 de enero fue puesto en libertad de una cárcel próxima a Ankara, pese a que debería haber permanecido preso, al menos hasta 2017, y fue declarado incapacitado para cumplir el servicio militar, tras ser considerado mentalmente inestable.